Apunte sobre “La alimentación y las razas” (I)

“La alimentación y las razas” (1896) es un notable ensayo de José Ramón López, destacadísimo periodista y escritor nacido en Monte Cristi en 1866 .

“La alimentación y las razas” (1896) es un notable ensayo de José Ramón López, destacadísimo periodista y escritor nacido en Monte Cristi en 1866, aunque formado en Puerto Plata, quien murió en el barrio de San Carlos, en la Capital, el 2 de agosto de 1922.

José Ramón, de sobrio y vibrante estilo, considera que nuestros males se deben a la deficiencia en la alimentación de nuestros campesinos. Empieza el ensayo con estas palabras: “Desde que un pueblo comienza a contar entre sus virtudes la facultad de prescindir a menudo del alimento necesario, puede asegurarse que ha entrado en la decadencia”. Y luego, en el capítulo II, dice: “Es increíble lo poco que se come en nuestras ciudades. (…) la dieta de la generalidad es un régimen debilitante que enerva el organismo y lo deja a merced de todos los órganos patogénicos, contra los cuales se encuentra completamente indefenso”. López define, con injusto criterio, como faltos de virtudes al campesinado nacional y considera que la “imprevisión, la violencia y la doblez” son rasgos que han propios del carácter de éstos.

De este ensayo, parte troncal del pensamiento pesimista nacional, el doctor Joaquín Balaguer en “Semblanzas Literarias” (1948), dice que: “(…) es una pintura tan exacta como desconsoladora y patética de la vida rural dominicana. Sin apartarse del rigorismo científico (…) El sagaz escritor relaciona en gran parte nuestro proceso histórico con la evolución moral del campesino, en muchos casos retardada, y atribuye a la desnutrición del habitante de nuestras zonas rurales muchas de las crisis políticas que ha sufrido el país y que aún conspiran contra la formación de la conciencia nacional (…). El ayuno, costumbre propia de las edades bárbaras, ha estancado el progreso del país porque ha embrutecido a las masas, incapacitándolas para vivir en el orden y para imponer a sus gobernantes o para darse a sí mismas instituciones liberales”. Quizás, en el fondo, estas ideas que comenta Balaguer, estaban arraigadas en su concepción de la historia nacional.

Al ensayo de José Ramón López le escribió una refutación el jurista Rafael Justino Castillo en junio de 1897, afirmando que para superar nuestros males necesitábamos una organización jurídica sólida, lugar donde encontraríamos “la panacea de todos los males que nos han aquejado y aún pudieran aquejarnos”.

Dice Justino Castillo: “Qué se ha hecho del 44 a la fecha por mejorar la condición intelectual, moral, política y social de nuestros campesinos? Absolutamente nada. Se ha explotado su ignorancia en materia de religión, como en política; en lo moral, como en lo económico. Se le han inculcado falsas nociones de deber, y se ha hecho cuanto se ha podido para que ninguna noción de derecho germine en él (y agrega luego), si es vicioso, culpa es menos suya, de los que lo han educado”.

Según el autor de “La alimentación y las razas” nuestros campesinos comen tan mal y tienen tan debilitado el organismo, que cuando comen algo nutritivo no lo pueden digerir y los enferma.

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