Bajar las tensiones

El Congreso Nacional fue ayer foco de tensión y atención del país por las circunstancias de todos conocidas. Una latente iniciativa para modificar la Constitución ..

El Congreso Nacional fue ayer foco de tensión y atención del país por las circunstancias de todos conocidas. Una latente iniciativa para modificar la Constitución de la República según propalan dirigentes del ala oficialista del partido de gobierno y una resistencia tenaz de opositores a la reforma de la misma agrupación que se concretó con otra concentración liderada por su presidente.

La atención hacia el Congreso y su entorno fue amplia y no exageramos si afirmamos que el país estuvo a la espera del desarrollo de la manifestación contraria a la reforma y al desenlace de la sesión del Senado donde se había anunciado oficiosamente que sería sometido el proyecto para convocar la Asamblea Nacional Revisora.

La manifestación transcurrió en orden y a entera satisfacción de sus convocantes y el Senado por igual celebró una sesión normalmente, con la concurrencia de las partes, sin que se presentara el tan anunciado proyecto. Nada que lamentar. Pero es evidente que todo esto eleva las preocupaciones de los dominicanos.

Y parece que incluso más allá. La embajada de los Estados Unidos emitió un comunicado en el cual recomendaba a su personal y a sus conciudadanos que visitan o residen en República Dominicana a estar alertas y evitar transitar por áreas cercanas al Congreso Nacional, por las movilizaciones que se realizan en el lugar en los últimos días.

Que la representación local del principal país emisor de turistas hacia el país exhorte a estar atentos a los medios de comunicación, evitar multitudes, emplear buenas prácticas de seguridad, es inquietante. Afecta la imagen que vendemos de un territorio para conocer y disfrutar en paz.

Los actores políticos, y particularmente, quienes gobiernan la Nación, que son los peledeístas, deben estar conscientes del ambiente que están propiciando.

Es tiempo de que cese el estado de tensión. Las aguas deben volver al cauce normal mediante el respeto del marco legal y el predominio de las instituciones.

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