Manny Pacquiao, la leyenda viviente del boxeo, sumó más letras de oro en su maravillosa carrera profesional al derrotar (por decisión dividida) al estadounidense Keith Thurman en un violento combate montado la madrugada de ayer en la arena del hotel MGM de Las Vergas, Nevada, Estados Unidos.

El combate terminó a la 1:12 de la madrugada de ayer, hora de República Dominicana. En la pelea estaban en disputa dos cinturones mundiales (el llamado “Supercampeonato”) y el regular. Los dos títulos, de la categoría welter, fueron avalados por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

El púgil filipino, que mejoró su expediente en 62 victorias con siete fracasos -dos empates- y con 39 triunfos por nocaut, estuvo en todo el trayecto del pleito como en sus mejores tiempos.

Velocidad de manos y piernas, dominio del cuadrilátero, depurada técnica, asimilación de golpes -porque Thurman llegó a conectarle sólidos puños en los rounds seis, siete y ocho- y excelentes condiciones físicas, normaron el accionar de quien ha sido campeón del mundo en ocho categorías diferentes (único boxeador en hacerlo en la historia).

El combate comenzó como los expertos esperaban: violento, con ambos púgiles buscando el comando del pleito, pero Pacquiao, de guardia zurda y cuando restaban unos 48 segundos para concluir el asalto, metió una volada derecha a la cabeza del estadounidense que lo depositó en la lona.

Pacquiao fue un claro ganador y debió ser declarado ganador por decisión unánime, de acuerdo con el consenso de la prensa.
Pero, uno de los tres oficiales (Glenn Feldman), vio ganar a Thurman por un punto al anotar en su cartulina 114-113, pero los otros dos jueces, Tim Cheatham y Dave Moretti, vieron ganar a Pacquiao por diferencia de tres puntos: 115-112.

Este periodista anotó en su tarjeta 116-112, también a favor del veterano boxeador filipino.

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