El periodista Rolando Hernández Martínez puso en circulación su primer libro El merengue, historia y secretos, con datos que van desde 1844 hasta el presente, para arrojar mayor información sobre el ritmo de güira y la tambora, declarado por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el 2016.
El autor se tomó ocho años de investigación para cosechar este ejemplar de 292 páginas, cuya primera parte se enfoca de manera precisa en los orígenes y naturaleza del género musical, resaltando la influencia europea en la formación del ritmo criollo.
De esta manera, Hernández Martínez cita y define sus diferentes tipos, según las provincias y relación que guarda con la sarandunga y el sarambo, que son ritmos de la cultura popular dominicana. Pero, además, resalta sus variables, como el bolemengue, jalemengue, merengue de calle o mambo, a parte del muy conocido merengue típico.

Evolución musical

“Todos los géneros tienen que evolucionar. Bajo la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo indiscutiblemente el merengue tomó cuerpo y se dimensionó, y con su muerte se fortaleció y se produjo un reenfoque de la temática y composición, donde entraron al juego los músicos académicos para darle cuerpo y estructura al merengue”, explicó el escritor en una entrevista con elCaribe.

En ese sentido, citó los aportes de Luis María Frómeta Pereira (Billo), Sony Ovalles, Rafael Hernández Marín, también conocido (El Jibarito), Bienvenido Bustamante, Rafael Alberti y Rafael Ignacio, entre otros que componían y le pusieron letras al merengue.

Hernández Martínez explica en su libro que las primeras agrupaciones merengueras del país tomaron como modelo a los franceses, quienes instituyeron el modelo de bandas musicales. Apuntó que en sus inicios, el ritmo local era solo instrumentalizado y que las letras siguieron en los años de 1930, donde fue adquiriendo forma. Sostiene que el merengue se divide en cinco generaciones, que parten con el coronel Juan Bautista Alfonseca Baris, conocido como “el padre del merengue”, por ser el primero en llevar el género al pentagrama.

El periodista hace un apartado en su libro para resaltar el contagioso merengue típico y sus principales exponentes como Fefita La Grande, Tatico Henríquez y Bartolo Alvarado. De acuerdo con sus investigaciones, el acordeón llegó al país desde Alemania en 1870, pero fue a partir de 1876 cuando se expandió por todo el país para darle espacio al merengue popular en la región Norte.

“No es el simple trío de güira, tambora y acordeón, también se incluye el saxofón a partir del 1920 y de ahí viene la división del merengue orquestado y lo folklórico”, explicó. El cantautor Francisco Antonio Lora Cabrera (Ñico) es considerado como uno de los padres del merengue típico.

La trascendencia de un ritmo que ya es de todos

El escritor calificó como “muy importante” la llegada del merengue a los Estados Unidos a partir de la década de 1940, donde adquirió fuerza, de la mano de Dioris Valladares y su conjunto típico. Luego Primitivo Santos se estableció allí con su banda en la década de 1960. “Desde esa época hasta la fecha el merengue se ha explosionado a tal punto que no pertenece a la comunidad dominicana, sino a Centro, Suramerica, a el Caribe, pertenece al mundo”, sostuvo.

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