Fausto -Ceja- Rodríguez, boxeador nacido en el barrio San Carlos -con una pegada de mula-, se proyectaba como “seguro” campeón del mundo en el peso welter (147 libras). ¡42 años que no está por estos predios!

Pero la muerte lo sorprendió… hay que volver a recordar tan lamentable tragedia registrada el 14 de agosto de 1977 tras el vehículo en que viajaba se deslizó en la resbaladiza autopista Las Américas y chocó con un árbol.

A los 42 años del inesperado suceso, a mi amigo “Cunino” -como le decíamos en San Carlos- el pueblo deportista dominicano lo recuerda. Y su memoria sigue latente en toda la gente buena.

La tragedia se dimensionó mucho más porque junto a él murieron su esposa Bertha y su pequeño Fausto, que apenas tenía un año y dos meses. Salvaron sus vidas -de milagro- su otra hijita, que tenía meses de nacida, y su sobrino Luis.

Cuando llega un 14 de agosto, me motivo para escribir sobre aquella tragedia. Y también recrear su memoria en nuestro programa Momentos del Boxeo.

Porque no solo Ceja Rodríguez era un gran atleta, sino también un hombre bueno, carismático, simpático y consecuente con sus fanáticos… ¡en su barrio el respaldo que tenía era masivo!

Recordar de nuevo el siguiente pasaje de su vida deportiva: el nueve de agosto de 1977, cinco días antes de su trágica muerte, Ceja Rodríguez se despidió realizando su mejor pelea profesional.

La gran despedida

Ante un estelar boxeador llamado Alfonso Hayman, nativo de Filadelfia, dio una soberbia demostración de calidad boxística.
Nunca fue un boxeador dueño de los fundamentos técnicos.
Su fuerte era la anestesiante pegada con la que pulverizaba a sus rivales.

Sin embargo, en ese combate ante Hayman, nuestro inolvidable Ceja Rodríguez demostró que había aprendido a dominar esos fundamentos técnicos y entonces tuvo una grandiosa despedida -una ida que nadie esperaba- ante sus seguidores que abarrotaron el Palacio de los Deportes de San Domingo.

Ceja Rodríguez, ¡tú sigues siendo inmortal!

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