Lo sucedido en la Cámara de Diputados, al producirse la elección de su bufete directivo, trae lecciones políticas de consecuencias previsibles. Vale citar en primer orden, el compromiso a la vista asumido por el PRM al dejar libre a sus legisladores para que votaran, como lo hicieron casi todos, por el candidato oficialista.
Aliado por compromiso, o por torpe omisión, con el Palacio, lo lleva a dejar un vacío en el espacio político de la oposición. Debió presentar su propia plancha y mantener su perfil de opositor; pero prefirió perder ese rol. Vale preguntarse: ¿qué busca el PRM?

Se podría responder que dividir al PLD, o desde ahora tiene un acuerdo con el Palacio para reformar la Constitución y juntar los dos procesos del año próximo y habilitar a Danilo.

El compromiso lo denuncia, la votación, pues al “dejar libre a sus legisladores”, de ellos 25 votaron por la reelección de Radhamés Camacho, candidato del Palacio.

El PRM luce ser una organización inexperta, a pesar de tener dirigentes de larga data. Quizás sea que esos mismos dirigentes no superan aquel viejo estilo de pretender sacar provecho político inmediato, sin medir las consecuencias.

Están destruyendo la imagen de cambio que propician con su joven candidato. Su opción en esta oportunidad era perfilarse sin compromisos y menos con el sector oficialista. Por jugar a crear un “barullo” en el PLD, fueron arrastrados al lado del oficialismo.
Por demás, es el sector que incumple acuerdos; el que no se obliga a lo pactado e incumple, y hasta califica de “atraco” lo mismo que promovió y aprobó.

El leonelismo presentó su plancha con integrantes equilibrados, Encabezada por el diputado de Santiago de los Caballeros, Demóstenes Martínez, en cumplimiento de los acuerdos aprobados por el Comité Político del PLD.

Desde el litoral danilista se celebra haberse impuesto, desconociendo lo pactado. Sin detenerse a mirar hacia el país y lo que de eso piensa el pueblo. Creen de verdad que en política se hace lo que conviene y no lo normado y acordado. Terminan siendo vistos como “mentirosos, en los que no se puede creer ni confiar”.

En una democracia la confiabilidad es un activo que no tiene precio. Cuando el pueblo confía en un proyecto político, deposita en él su apoyo y fuerza política. La conducta transparente y diáfana logra esa intangible fortaleza. El engaño e incumplir, es un grave error político.

¿De que le sirve al sector danilista la presidencia de la Cámara de Diputados, si tenerla crea una imagen de desconfianza?
Por demás, invita a pensar que se pretende tocar la Constitución, sin consenso entre amplios sectores. ¿Para eso logra compromisos con el PRM o cuenta con su torpeza?

El PRM crea, en lo inmediato, la percepción de acercamiento con el danilismo. Eso facilita que induzcan a los afiliados del PRM a votar en las primarias del PLD, por el pre-candidato preferido del danilismo. Recuérdese que la JCE autoriza a que los afiliados del PRM voten en el PLD, si no lo han hecho antes por el PRM.
Sin dudas, la torpeza del PRM fortalece, en cambio, el liderazgo electoral del Dr. Fernández, por su entereza y confiabilidad, en la población en general y entre los que el PRM debió ser su expresión política.

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