Ni de izquierda ni de derecha

Si se preguntase a los economistas liberales si pertenecen a la izquierda o a la derecha, la respuesta sería “a ninguna”.

Un economista liberal cree en lo siguiente:

  • Mínima intervención Estado.
  • Pocos impuestos y bajas tasas.
  • Austeridad del gobierno (poco gasto y poca deuda).
  • Libertad para los ciudadanos (poca regulación, pocos controles).
  • Respeto a la propiedad privada y a los contratos voluntarios.
  • Respeto al emprendedor, a la gente productiva y responsable.
  • Respaldo a que la gente gane según sus aportes, y no gracias a asistencialismos creadores de parásitos ni a subvenciones entre compinches.

Si se preguntase a los economistas liberales si pertenecen a la izquierda o a la derecha, la respuesta sería “a ninguna”. Porque una vez “arriba”, los políticos de hoy (tanto de izquierda como de derecha) hacen exactamente lo mismo: aumentar su poder con mayor intervención. Como Bush, Rajoy y Sarkozy, que siendo de derecha gobernaron como socialistas, subiendo impuestos y restringiendo a sus ciudadanos.

Lo mismo hizo Macri en Argentina. Lo mismo hará Ciudadanos en España. Y lo mismo seguirá haciendo el PLD en República Dominicana, o el partido que le gane (en el caso improbable de que esto suceda).

Todos (los de izquierda y los de derecha) te dicen también las mismas mentiras: que los impuestos, la deuda y el gasto solo afectarán a los más ricos. Pero esto nunca ha sido ni será así.

Lo que está ocurriendo en el mundo es justamente lo contrario a lo que propusieron los economistas liberales: el Estado es cada vez mayor en casi todos los países, porque con “intenciones humanitarias” (o pretextos interesados) se ha dedicado a intervenir en todas las áreas (incluso las muy personales), a expandir el gasto y la deuda, y a usurpar de manera humillante el éxito económico de la gente productiva.

Lo insólito es que, a pesar de esto, se tilda a los malvados neoliberales de provocar las últimas crisis. Como si lo que hubiese habido es más libertad y no menos.

Tan bien se ha mercadeado esta fábula que nadie se atreve a reconocer que es neoliberal. Por miedo a ser aplastados agresivamente por los que la repiten sin realizar el más mínimo ejercicio intelectual. Pero con mucho ruido y mucho odio. Y mucho poder en los medios.

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