Artistas eran contratados para cantar en fiestas o para pertenecer al sello musical de la red de “César el Abusador”

Pocos artistas reconocen que les han cantado a criminales como lo hizo hace poco el merenguero dominicano Sergio Vargas, al revelar que la primera vez que le tocó al narcotraficante colombiano Pablo Escobar fue en la República Dominicana, en 1985.

Pablo Emilio Escobar Gaviria, quien fuera el máximo líder del Cartel de Medellín, fue tan solo uno de otros narcotraficantes amantes del merengue a los que “El Negrito de Villa” les cantó durante su carrera artística, antes de que estos delincuentes fueran perseguidos por la justicia, según reveló el intérprete de “Vete y dile” en una reciente entrevista con Tony Dandrades para la Univisión.

Pero más allá de un contrato para amenizar una fiesta privada que desvelan los gustos más exigentes de los narcos, lo cierto es que la música, o el mundo del entretenimiento en sentido general, ha sido un blanco permanente para enmascarar ciertas actividades ilícitas.

El caso más palpable que han revelado las autoridades dominicanas es el de César Emilio Peralta (“César El Abusador”), un nombre muy conocido en el entretenimiento nacional, en cuyo imperio se incluyen 10 discotecas, entre otros negocios diversos, que servían, de acuerdo a la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, como vía principal para el lavado de dinero y tráfico de mujeres.
Clubes nocturnos de su propiedad, como VIP Room, Flow Gallery Lounge, Aqua Club y La Kuora, contrataban constantemente a estrellas de la música nacional e internacional, especialmente del género urbano dominicano y puertorriqueño, como El Alfa, Omega “El Fuerte”, Ozuna, Anuel, Bad Bunny, Jovanny Polanco, Ala Jaza, shelow Shaq, Bullin 47, Yiyo Sarante, Don Miguelo, entre muchos otros. De hecho, muy pocos merengueros, salseros, bachateros y cantantes urbanos dejaron de actuar en estos escenarios. Además, el grupo servía de padrino a cantantes urbanos que lanzaron producciones bajo el amparo de Bárbaro Récords (entidad agregada a la lista de la red).

Las “buenas relaciones” entre famosos cantantes y los supuestos narcotraficantes se han destacado con numerosas fotografías que eternizaron sus encuentros y conciertos, las cuales han empezado a minar las redes sociales luego de que la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó al ciudadano dominicano César Emilio Peralta (“César el abusador”) y a su organización como traficantes de narcóticos extranjeros importantes de conformidad con la Ley de Designación de Narcotraficantes de Narcóticos Extranjeros (Ley Kingpin).

Aunque la mayoría de artistas no se involucran más allá de la música, pedir a quien le contrate una carta de antecedentes penales no está entre sus exigencias de trabajo. Quizás esta es la principal excusa de muchos cantantes que amenizaban las fiestas de estos negocios sin saber el estatus real de las personas que solicitaban sus servicios.

“El artista es una presa fácil; pocas veces se sabe realmente a quién se le está amenizando una fiesta o el estatus legal del contratante. Es difícil no caer en esos ganchos y eso hace que la industria musical sea un blanco constante. Solo nos queda llevarnos las manos a la cabeza cuando se destapan casos como estos”, dijo una fuente que pidió el anonimato.

Un caso especial lo vivió el reguetonero boricua Arcángel, cuando presenció en julio de 2012 el arresto del narcotraficante Camilo Torres, alias Fritanga, mientras cantaba en su boda en Cartagena, Colombia. “La cruz que siempre nos cae porque venimos del barrio o del caserío, pero si viniéramos de urbanización con acceso controlado o cantáramos balada, a lo mejor, sería diferente. Pero, como este género viene de la calle, siempre nos van a vincular al narcotráfico”, dijo el exponente en ese entonces.

“Tienen que cogerlo más suave con los artistas, porque los artistas no tienen culpa de que pasen estas cosas. No pueden estar señalando a un artista y siempre marginan a los reguetoneros. En México eso pasa y los grupos de bandas, los baladistas y los salseros cantan en actividades de gente de mucho dinero. Hay que cantar, porque hay que pagar los billes y a mí me encanta que me contraten y me paguen mientras yo hago lo que me gusta que es cantar”, explicó Arcángel en esa ocasión al periódico Primera Hora de Puerto Rico.

Sin embargo, el poder del narcotráfico y su dinero en países como República Dominicana ha ido más allá de un simple contrato, salir en una fotografía o de amistad en ciertos casos.

Varios cantantes locales se han dejado cautivar de alguna manera, recibiendo sanciones por su vinculación con estas acciones ilícitas. En el 2004 fue detenido el bachatero Joselito.com, quien fue deportado de Estados Unidos una vez cumplió condena. También se han relacionado con acciones del narcotráfico los cantantes Martha Heredia y Jimmy Bauer. Ambos pagaron con cárcel y ahora han retomado sus carreras musicales. El público le ha ido sumando respaldo poco a poco, pero no les ha sido fácil conquistar otra vez el éxito.

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