En los últimos cinco lustros, República Dominicana ha sido conducida hacia tierra de nadie, hacia una nación sin dolientes y, prácticamente, hacia una verdadera versión de estado fallido.

El empoderamiento del crimen, comenzando por acelerado e inusual paso de puente a país sede de los más peligrosos narcotraficantes, mafiosos, criminales, delincuentes, tratantes de personas y violadores sexuales, nos conduce hacia un paraíso del crimen, de la lenidad judicial y de carencia de autoridad.

El involucramiento de autoridades con “fe pública” en los más horribles acontecimientos criminales, el enriquecimiento acelerado de funcionarios civiles, militares y policías, no necesita denuncia ni querella formal, está a la vista de todos, pero ante ello, el Ministerio Público no pone en marcha su facultad de investigar por tan solo el rumor público.

Mientras esto ocurre, el turismo pierde prestigio, la otrora dulzura del dominicano se amarga, la foresta y los recursos hídricos languidecen ante la mirada indolente de las autoridades que, muchas veces son cómplices por acción u omisión, de esos desmanes.

El dominicano, comprado por el clientelismo, cegado por el partidismo fanático-corrupto, ha perdido su valor de guerrero, fortaleza patriótica y con ello, la de pueblo luchador y reclamante de los derechos que solo pertenecen a la patria.

Las acciones contundentes ejecutadas por reclamo y acción de los norteamericanos revelan que los grandes gastos del Estado en la prevención y protección del país se los lleva el mar o quedan bien guardados en algunos bolsillos y cuentas internacionales, mientras la mayor parte de los criollos sufre penurias a la espera de cambios reales y mejor suerte.

Estamos en los albores de dos nuevos procesos electorales y solo nos queda esperar que los dominicanos despierten negando el derecho a gobernar a los corruptos conocidos y a quienes sin haber trabajado presentan recursos espurios. Por favor, volvamos a ser dominicanos y mostremos que somos capaces de ganar las más cruentas batallas por la nación. Está en nuestras manos.

Posted in Punto y Coma

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas