La tragedia que ocurrió con el submarino nuclear Kursk el 12 de agosto de 2000 es bien conocida por los rusos. Los 118 miembros de la tripulación murieron debido a un accidente a bordo y un supuesto conflicto que intenta mostrar cómo la burocracia vedó el rescate del Kursk y la ayuda desmedida de un almirante inglés, pero esa táctica maniquea termina por ralentizar la narrativa, y los diálogos son torpes, reiterativos e insípidos. Basada en un libro se adaptó a un guion por R. Rodat (Salvar al soldado Ryan, 1998). El director es T. Winterberg (The Hunt, 2012). Con esos datos da para interesarse y constatar la curvada visión y perspectiva que muestra a los rusos como si fueran del cine inglés, y esto es obvio en la resolución dramática y puesta en escena. Se buscan una narrativa que se vale de aspectos emocionales con fraccionamiento en tres elementos claves como es inventar lo ocurrido dentro del submarino, la vida del puerto de donde zarpa y las familias, y la contradicción político-ideológica entre el gobierno ruso y gobiernos europeos, en la que se disputan nuestra simpatía con las posiciones que crean un conflicto a partir del accidente. Entonces es demasiado obvio que manipulan descaradamente o no deducen la naturaleza del alma y la conducta de un pueblo tan bellamente retratado por Chejov, Tolstoi, Gógol, Dostoyevski, Gorki, y en tan buena cinematografía de Tarkoski, Eisenstein, Zvyagintsev, Mijalkov, Sokúrov… –y esto es lo mejor del cine cuando tiene excelentes autores que muestran el espíritu de un pueblo– Pues bien, nos presentan un filme potable muy propio de esa parálisis cultural del cine con el que crecimos (que no admite riesgos); con esa extravagancia de acostumbrar formulas narrativas convincentes le inventan una familia al que en realidad no tenía hijos, y para levantar nuestra conmiseración le ponen a su esposa embarazada. La justificación es que 71 niños se quedaron huérfanos de padre y querían combinar eso con el protagonista. El cine, es verdad, no es obligado a precisiones documentales de este tipo, pero sí era una coyuntura para revelar eventos emotivos nuestros al ver la pérdida de un hombre cuya vida útil hasta allí llego sin dejar descendencia. No recordamos algún tratamiento en esa dirección en filmes, y es un asunto que cautiva con ímpetu nuestra imaginación. La verdad de todo es que nadie sabe lo ocurrido luego de las explosiones, por eso inventan una historia consuetudinaria con la ya construida por Hollywood en nuestro imaginario, tangencial a la propaganda de mentiras sobre la historia de la humanidad. Tildarla mediocre es un piropo.l
HH Género: Drama intentado sobre hechos reales.. Duración: 117 minutos.

Posted in Crítica Cine

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