Hace unos días se produjeron varios sismos de importancia en Canal de la Mona, incluyendo dos bastante fuertes de 6.3 y 5.1 respectivamente en la escala Richter, con efectos tan fuertes en Puerto Rico que, a pesar de haber ocurrido mucho más cerca de la vecina isla, se sintieron en gran parte de República Dominicana.

Lo anterior despierta la preocupación de una población que últimamente ha recibido no muy intensas pero si frecuentes sacudidas por pequeños temblores de tierra en los últimos 2 años.

Existen más de 10 fallas geológicas que atraviesan la isla y que, por la cercanía entre ellas, cuando una se mueve puede provocar que se muevan otras. Hace ya casi 73 años se produjo en el país el terremoto más devastador que ha experimentado y que desató a su vez un tsunami que acabó con decenas de miles de vidas, y algunas personas “pronostican” que pronto habrá otro similar, lo que sin dudas causa temor en muchos dominicanos.

La realidad es que nuestra población tiene escasa experiencia en situaciones de este tipo, poco conocimiento de planes oficiales de evacuación y en general hay mucha confusión sobre el manejo adecuado en caso de sismos, y el legítimo estado de alerta y tensión que se vive siempre que ocurren varios eventos sísmicos en un lapso corto se agrava por la desinformación y la difusión de informaciones falsas sobre el tema.

Una de ellas es la afirmación de que un calor inusual puede ser indicio de que pronto habrá un temblor de tierra. Numerosos estudios han confirmado que no existe vínculo entre el clima y los sismos. Por otro lado, tampoco existe aval científico para la teoría de que los animales pueden predecir (y por ende con sus reacciones anunciar) estos fenómenos.

Otra de las falsas creencias, posiblemente la más arraigada, es la idea de que varios temblores de tierra seguidos (o en poco tiempo, como los dos de Haití y sus réplicas) es bueno porque ayuda a liberar energía. Esto ha sido desmentido hasta la saciedad por los sismólogos y de hecho, estudios recientes realizados en Estados Unidos y publicados en la revista Science indican todo lo contrario: Movimientos frecuentes y pequeños deslizamientos de placas tectónicas pueden anteceder un evento de gran magnitud.

Ante un fenómeno hasta el momento prácticamente imposible de predecir y que muchas veces conlleva graves consecuencias, hay que estar prevenidos, teniendo en mente un plan en caso que algo suceda y tomando el tiempo de informarse para tomar decisiones inteligentes.

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