“Ando en taxi, porque imagínate, mi carro desde que empieza el fin de semana se lo tengo que prestar a mi hijo para él usarlo”. “No puedo hacer nada, sin que este muchacho me opine y me quiera dirigir. ¡El papá mío es él!” “¡Y quien le dice que no va! Se pone como un ogro, se tranca y no le habla a nadie”. “¡Y encima tiene bajas calificaciones en el colegio!” Trato de llevarle a ustedes, realidades cotidianas, como las expresadas por padres que sé, son muchos los que se van a identificar de manera total y absoluta con las mismas. Esta es la realidad que se vive en la gran mayoría de hogares influenciados por fenómenos transculturales, donde pareciere que el fenómeno de autoridad sobre los hijos ha desaparecido.

Toda institución humana, y hasta en algunos seres como las abejas, donde existe una abeja reina, tiene que haber una figura de autoridad, sobre quien recae la dirección y guía, aplicación de normas, valores y sobre todo limites y fronteras entre aquellos que cohabitan dentro del mismo. La familia es el ente desde donde cada individuo aprende y es capacitado para vivir en sociedad, crear las bases de su personalidad, desde el vientre de su madre, pasando por todas las etapas del desarrollo, desde la primera infancia hasta su adultez. Es penoso ver la frecuencia con la que cada día aparecen situaciones en la sociedad dominicana, donde nuestros jóvenes como aconteció recientemente pierden sus vidas, dejando destrozados sus a sus familiares por accidentes fatales.

Todo lo citado al inicio, son sencillamente manifestaciones de falta de autoridad. He aprendido con los años que llevo trabajando como terapeuta y haciendo análisis semana tras semana por más de una década, de los eventos que acontecen en nuestra sociedad, que hay que poner atención a los hijos. Si no actuamos, será casi imposible poder frenar desgracias como la de estos jóvenes que perdieron sus vidas, dejando desgarrada el alma no solamente de sus familias, sino de todos aquellos que tenemos hijos. Padre, madre, tutor, por favor pon un freno. Septiembre es el mes de la Biblia, aprovéchenlo para enseñarles valores cristianos y morales. Enseñen que hasta en el cielo hay jerarquía y que Dios ha delegado en ustedes la responsabilidad cuidarlos.

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