Hernando es de los pioneros en el país wwneumología, especialidad que ha ejercido con pasión para garantizar lo básico en todo ser: una respiración de calidad

Declarado recientemente como “Maestro de la Medicina Dominicana”, el doctor Fernando A. Hernando ha hecho honor toda su vida a los principios que rigen este premio, pues además de trabajar para dar una mejor calidad de vida a sus pacientes, ha multiplicado sus conocimientos enseñando generaciones de médicos. Además ha sido miembro fundador de distintas sociedades relacionadas a su especialidad, tanto a nivel nacional como internacional, e incluso ha sido gobernador y regente regional del American College of Chest Physicians, una de las sociedades de neumología de las más respetadas del mundo, que decide la política respiratoria mundial.

1. Infancia

Nací en La Vega, hijo del doctor Celestino Augusto Hernando y la profesora Ismenia Muñoz de Hernando, me alfabetizaron mis tías, que eran educadoras también. Cuando llegué a la primaria entré al quinto curso. Recuerdo momentos de mi niñez que me impactaron, fui boy scout, por lo que conocí casi todo el Cibao caminando por diferentes lomas, eso moldeó mucho mi carácter, aparte de eso jugué mucho beisbol, hasta adolescente teníamos un equipo llamado La Chiva. Mi niñez pasó entre campos, nadando en ríos hondos. Una niñez muy bucólica”.

2. Familia

Me casé la primera vez con Aidé Saviñón Rodríguez, con quien tuve tres hijos: Fernando Arturo, Maricarmen y Nilka, tengo seis nietos, la más grande tiene 20 años, está en la PUCMM, y la más pequeña tiene tres años. Cuando vi la carita de mi primera nieta Gabriela, todo cambió en la forma de ver la vida, a pesar de que tuve mis hijos, cuando llegó la nieta, vi otra dimensión, otra persona por quien preocuparme, gracias a Dios han salido muy buenos todos. Ese sentimiento hacia Gabriela, porque fue la primera nieta, la que abrió el camino. Después todos vinieron, y la pequeñita, la última fue la que cerró el equipo, todos son buenos. Tras quedar viudo, me casé de nuevo”.

3. Amor por la medicina

Mi papá era médico, deportista y político en la era de Trujillo, desde pequeño iba al Hospital Morillo King y me gustó, pensé que podía ayudar a la humanidad desde ese punto de vista, y me hice médico. Siempre digo, que si mis padres no hubiesen tenido la oportunidad de ayudarme con la medicina, no hubiera podido estudiar, hubiese sido brujo por lo menos, siempre curando, porque no sé hacer otra cosa. Comencé a estudiar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, hice lo que se llamaba el preparatorio, en eso explotó la revolución, estando en mi casa en La Vega mi papá dice que venían tiempos difíciles para todos, sobre todo para la juventud, y nos sacó del país en el 66, comencé a estudiar de nuevo en la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuando me gradué en México en el 72, pensaba volver a mi país, no quedarme trabajando por allá, mi papá me llama que viniera a hacer la pasantía aquí para que pudiera trabajar, entonces vine, trabajé en un hospital de La Romana. En el 74 tuve un accidente automovilístico muy fuerte, aproveché para solicitarle al jefe del Seguro Social, que me trasladara a Santiago, me enviaron al Presidente Estrella Ureña, después volví a México hacer la especialidad de Neumología”.

4. Precursor

Me especialicé en Neumología, porque en la escuela de medicina vi los estragos que hacía la tuberculosis en la población, y que sigue haciendo, quise ayudar en ese sentido, además la neumología tiene un significado, que es la importancia que tiene el respirar, un ser humano puede vivir cinco o siete días sin comida, cuatro o cinco días sin agua, pero tápate la nariz y no respires por unos minutos, el único elemento que tiene que estar funcionando las 24 horas es la respiración, porque no tiene cómo guardarla. Me tocó ser el pionero prácticamente, en el Cibao no había nadie, en la capital llegó otra doctora que estudió conmigo, pero habían unos héroes que estudiaron lo que se llamaba Tisiología, aquí en Santiago estaba el doctor Trueba, trabajé con él en el Seguro Social como su ayudante, aprendí más de tuberculosis que nunca antes, pero el primero que vino como neumólogo clínico de universidad y de hospital fui yo. Tenía que entregarme por completo a hacerlo bien”.

5. A pulso

Fue muy duro llegar aquí. Cuando llegué como primer neumólogo, una vez un famoso médico dijo: ese paciente tiene esto, aunque fulano diga que es otra cosa, uno no sabe de neumología y está viejo, (ese era Trueba) y el otro es un muchachito recién llegado que no sabe de eso. Todo el mundo le hacía caso al médico, era una época difícil, no te dejaban entrar fácil, pero tuve la bendición de Salomón Jorge, del doctor Jiménez, Octavio Almonte, de todos los médicos famosos de Santiago que me apoyaron. Una vez atendí un paciente de una familia poderosa de Santiago, que hizo una neumonía rarísima, lo interné, le dije que tenía una neumonía por Legionella y la trato, pero llamaron al doctor Jiménez para que él dijera si lo que estaba diciendo era verdad, después se lo llevaron para Estados Unidos, al Monte Sinaí, el médico que de allá había estudiado conmigo en México, un americano de Chicago, cuando supo que fui yo que lo atendí, porque habían dicho que tenía tuberculosis, y cuando le dije que no tenía tuberculosis, que era neumonía por otra cosa, Hans les dijo, pero si en Santo Domingo lo atendió Hernando, que está metido en tuberculosis, desde que estábamos estudiando, él sabe más que yo de eso, si él dijo que no tiene, no la tiene”.

6. Pedagogía

Siempre me he dedicado a la enseñanza. Me gradué de bachiller jovencito, mis padres dijeron que estaba muy pequeño para ir a una universidad, me fui a New York, allí trabajé con mi tío en una serie de lavanderías durante seis meses y luego vine al país, entonces como no comenzaba la universidad, empecé a dar clases en el Colegio Juan Pablo Duarte de La Vega, concomitantemente con eso, tenía una bicicleta, salía de ahí a las seis de la tarde, me iba al barrio La Cigua, donde daba clases para alfabetizar adultos, llegaba a mi casa a las nueve de la noche. Después fui profesor honorario de la residencia de Medicina Interna en el hospital del IDSS, en el José María Cabral y Báez, profesor visitante de la residencia de Geriatría, de la Facultad de Odontología y Enfermería de la PUCMM; a la primera generación de odontólogos de la PUCMM le di clases de cómo afectaba una boca en malas condiciones la salud, de esa primera generación salió mi segunda esposa, pero yo ni me acordaba que había sido mi alumna”.

7. Anécdotas

Una vez en el Cabral y Báez, estaba dando clases en un sótano y tembló la tierra, ese hospital se movió, fui el primero que salió corriendo, sólo se me veía la bata moviéndose. Recuerdo que los alumnos me hicieron una caricatura de eso. En las consultas, vino un señor de 102 años que nadie pensaba que tenía asma, le hicieron todos los diagnósticos y vino aquí, me di cuenta que era asma, porque el asma es muy cambiable, es obvio en una gente cuando es florido, pero cuando no es florido hay que pensar en ella para diagnosticarla, entonces lo nebulicé, y veo que está bien, el vino en silla de ruedas y el mismo día que lo nebulicé salió caminando. Cada vez que me ve me dice ese es mi papá”.

8. Pacientes-amigos

He atendido muchas figuras como médico, como al ex presidente Joaquín Balaguer. Cuando él bajaba para acá, lo veía, y a su gente cercana que tenían problemas respiratorios, estuve toda mi vida al lado del general Guarionex Estrella, también atendí a don Fello Vidal, a don Víctor Espaillat, no eran pacientes, eran amigos míos, que confiaban en mí, me decían cosas, teníamos una relación de médico-amigo”.

9. Maestro de la medicina

He recibido muchos reconocimientos. Comenzando, obtuve el tercer lugar en el primer año de estudios de mi generación en la Universidad Autónoma de México, mención honorífica en el internado de pregrado. He recibido reconocimientos de varias generaciones de estudiantes, de los distintos gremios a los que pertenezco, pero el más reciente fue el que me hizo el Colegio Médico Dominicano, al otorgarme su máximo galardón académico “Maestro de la Medicina Dominicana”, es lo máximo que pueda haber como premio, me siento muy halagado ver que lo que he hecho lo han valorado”.

10. Altruismo

Fui jefe del Programa de Enseñanza a la Comunidad sobre la prevención del cáncer en el Instituto de Oncología Regional del Cibao, de forma honorífica. Lo hice para ayudar a la comunidad, viajaba de Santiago en mi carro con una enfermera del Cabral y Báez y alguien más que me acompañaba a veces hasta Dajabón, Santiago Rodríguez, Salcedo, Macorís, Cotuí, a dar conferencias de prevención del cáncer. También fui miembro de la junta directiva del Patronato Cibaeño Contra el Cáncer y actualmente soy miembro del patronato; desde que llegué al país en 1977, como habían muchos médicos que no sabían lo que era la tuberculosis, me relacioné con el Programa de Control a la Tuberculosis, de manera gratuita veía a los pacientes con problemas y los que me enviaban a ver si tenían tuberculosis o no”.

Renuncia para dar plaza a otros

Cuando construyeron el Hospital Cabral y Báez, era jefe de Neumología en el Seguro Social. Me llamaron para que dijerea qué equipos debía tener el hospital. Se equipó con los más moderno de la medicina en esa época, teníamos todo y se fueron robando uno a uno los equipos, entre los médicos y enfermeras se robaban las piezas, ese hospital cayó en declive; después de estar equipado completamente en el gobierno de Jorge Blanco pasó un decreto que nadie podía tener dos empleos al mismo tiempo, aproveché esa coyuntura y renuncié al Cabral y Báez, pero renuncié para que otros neumólogos que habían llegado a Santiago encontraran un hospital donde trabajar, yo tenía trabajo en el IDSS, entonces renuncié para que otros entraran.

Lo que aprendí lo enseñé, lo que aprendo diariamente lo comunico, porque aprendo a diario, pero es fácil, porque por aquí me llega todo lo que ocurre en la medicina en el mundo, antes no, yo aprendí inglés, porque los libros que venían actualizados eran en inglés. En aquella época en México, por ejemplo los libros que estaban actualizados eran en inglés.

Discípulos
Otros médicos estudiaron neumología, porque los impresioné y quisieron seguir mi camino en esta carrera, todos los neumólogos que han salido de la PUCMM han sido mis alumnos.

Recto
Siempre me ha gustado la puntualidad, en este país se premia la impuntualidad, si fulano no ha llegado no comienzan una reunión, entonces no respetan los que están temprano. Yo soy puntual.

Satisfacción
He tratado niños con diagnóstico difíciles, recibo algunos hasta con 15 días de tos, y salen de mi consultorio durmiendo en el hombro de su madre,”.

Compromiso
Hago esta labor por la gente que no puede, si tuviéramos un sistema de salud que cubriera, no lo haría, pero como no lo hay, hay que llenar los baches”.

Activo
Tuve una niñez activa, por eso sobreviví yo creo, he tenido más de nueve accidentes, me tuve al morir en días pasados, estuve en intensivos varias veces”.

Asistencia
Lo que más agradezco de mi profesión es ayudar a mis pacientes, porque hay que saber lo que es no poder respirar.

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