INTRODUCCION

Vamos a tocar ahora orientaciones, dadas por los obispos sobre hechos y temas relacionados con las elecciones desde 1962 hasta nuestros días.

1 CONVIVENCIA

“Con ese mismo respeto, pero al mismo tiempo con la misma fuerza y obligación para nuestras conciencias de pastores, queremos ahora, en vísperas de las elecciones, hacer un especial llamado a todos los dominicanos, sea cual fuera su partido y tengan la responsabilidad pública que sea:

a) La paz de los dominicanos, y particularmente de los más necesitados, reclama que la Junta Central Electoral propicie una justa electoral en que haya participación efectiva y equilibrada, en cuanto a posibilidades, para todos los partidos que se propusieron acudir a las elecciones.

b) La justicia nos pide que nada ni nadie predisponga ilegítimamente, en una dirección u otra, a los ciudadanos con derecho a esta o aquella opción.

c) Esto quiere decir que ni las Fuerzas Armadas, ni la Policía Nacional, ni los directores de conciencia, ni la misma devoción religiosa, ni los periodistas… pueden inclinar al electorado en una dirección determinada.

El bien de la República exige que se respete el resultado de las elecciones. Esto significa:

a) Que todas las instituciones del Estado acaten la voluntad de la mayoría, manifestada en las urnas en legitima contienda electoral-

b) Que ninguno se ensañe contra nadie: sea cual sea el ganador o perdedor, nadie tiene derecho de arrogarse la verdad absoluta y la seguridad completa en lo temporal. Sobre los valores temporales esta la dignidad de la persona humana, no importa quién sea” (Año1974).

2. AMBIENTE ELECTORAL
“Con dolor vemos que, a pesar de tantas iniciativas como se han llevado a cabo para lograr unas elecciones serenas, según pasan los días, el ambiente electoral se nos va endureciendo y tornando peligroso y amenazante.

En nombre de Dios y de la patria pedimos: 1, que nadie haga alardes provocativos y triunfalistas; 2. Que todos los contendientes aniden en su corazón la grandeza y fortaleza de saber perder; 3. Que cesen los ataques personales mutuos; 4. Que se borre del discurso electoral las expresiones y tonos amenazantes; 5. Que la Junta Central Electoral dé un alto ejemplo de eficiencia, insobornabilidad y transparencia, que transmita a la comunidad nacional todas las medidas que vaya tomando; 6. Que las caravanas sean ejemplo de civismo; 7. Que los Partidos se responsabilicen de controlar sus caravanas y tomen medidas para que no se produzcan hechos tristes y lamentables; 8. Que los medios de comunicación ayuden a serenar el ambiente y en modo alguno sean instrumento de su deterioro” (Año 1994).

3. PAZ, SERENIDAD, CORDURA
“No permitamos que la pasión nos domine. La pasión es mala consejera. Impide la reflexión y torna insensato e incoherente al ser humano. Hace difícil la convivencia y destruye la unión tan necesaria para enfrentar los problemas que nos afligen.

Necesitamos nacionalmente paz, serenidad y cordura y no es justo que las pasiones desatadas, personales o grupales, las amenacen y destruyan (Año 1996).

4. SABER GANAR Y PERDER
“En toda contienda, sobre todo cerrada, hay que estar dispuesto a ganar y a perder y tan digno de respeto y admiración es el que sabe perder como el que sabe ganar.

El que pierde en sus aspiraciones a gobernar una nación en una democracia electiva no es despojado de un derecho adquirido sino que simplemente, por esta vez, otro es el preferido por la ciudadanía. Frecuentemente por complejas y diversas razones.
No es el candidato sino la mayoría de los electores la que tiene el derecho a definir quién será el que rija los destinos de la nación” (Años 1996 y 2004).

5. TRIUNFALISMO PELIGROSO
“Es lo sensato en una contienda que, como hemos dicho, tiene que declarar a uno de los dos perdedor.

La expectativa exagerada de triunfo puede generar después frustraciones muy hondas que tienten a algunos a protestas estériles o, lo que es peor aún, a violencias trágicas e inadmisibles.

No es violencia sino tranquilidad, serenidad y colaboración de todos lo que la patria necesita para enfrentar los graves retos que tenemos por delante” (Año 1996).

6. DESPUÉS DE LA CAMPAÑA
“Una campaña electoral tensa y agresiva ha radicalizado visiones, planteamientos, actitudes y sentimientos de demasiados dominicanos y ha debilitado no sólo la cohesión nacional sino también la de muchas familias y grupos sociales.

Se impone olvidar generosamente desavenencias, agravios y enfrentamientos, y recuperar rápidamente la unión y cohesión nacional.

En esa oración, que el mismo Cristo nos enseñó y que tan familiar es a todos los dominicanos, el «Padre Nuestro”, se nos manda perdonar a los que nos han ofendido para que Dios nos perdone nuestras ofensas.

“Todo reino dividido, perecerá”, dijo Jesucristo. Trabajemos, pues, intensamente en la reconciliación de todos para que juntos empecemos a resolver con entusiasmo y eficacia los problemas que nos envuelven y entorpecen.

No olvidamos que nuestros fieles están afiliados a diversas opciones políticas, y de todos nos sentimos Pastores” (Año 1996).

7. VOTAR
a)Votar es un derecho y es un DEBER. Abstenerse sin una razón suficientemente grave es faltar a un deber.

No es razón suficiente para abstenerse el que ninguna de las fórmulas políticas ni ninguno de los que se presentan como candidatos convenzan a uno plenamente. No se trata de elegir lo ideal y perfecto (empeño imposible) sino de escoger lo mejor de lo posible. Todos tenemos nuestras limitaciones. Nadie es perfecto. Lograr que hombres y democracia maduren es fruto de un proceso lento, que, a veces abarca generaciones.

No votar es faltar a la obligación de contribuir al bien de todos, exigencia del amor al prójimo, en un punto tan importante como el de designar a los que se responsabilizarán de la gestión pública. Sería, también, hacerse cómplice de los males qué pudieran surgir de una elección mal hecha.

Nuestra primera exhortación en principio y según esto, es: “hay que votar”.

b) “El voto que se dé, debe ser, sin embargo, serio, responsable “en conciencia”, es decir, fundado en razones sólidas y honestas.
No son razones válidas y honestas el provecho propio, la mera simpatía, la suposición de que por el que se va a votar será el que ganará, las promesas hechas, el soborno, el miedo, la coacción. Son en cambio razones aceptables y honestas: el convencimiento personal de la Ideología válida que sostiene el Partido que representa el candidato; las cualidades personales del candidato en cuanto que garantizan una buena gestión gubernativa para el País; el bien de la nación; su concepción clara de lo que es gobernar correctamente, su capacidad y voluntad de gobernar así.

Esto supuesto, nuestra segunda exhortación es: “hay que votar de acuerdo al dictamen de la conciencia. Hay que votar con seriedad y responsabilidad”.

c) “Se debe votar por aquel que en conciencia uno crea más apto para gobernar correctamente, o al menos por aquel que más se acerque a ese ideal.

Y ésta es precisamente nuestra tercera y última recomendación”.
d) “No se nos escapa que muchos, sobre todo gente sencilla y católicos fervientes, lo que querrían es que nosotros hablásemos más concretamente y señalásemos partidos y candidatos.

La Iglesia, en primer lugar, no se identifica absolutamente con partido ni con sistema alguno político, ni aun con forma alguna particular de civilización humana.

No es, en segundo lugar, función nuestra substituir la conciencia de nadie, sino iluminar la de todos que es lo que hemos pretendido ahora.

En conformidad con esto, no somos nosotros sino la conciencia de ustedes, iluminada por las verdades expuestas, lo que debe determinar el voto de cada uno” (Años 1986, 1990, 1994, 1996 y 2004).

8. MANIPULACIÓN
“Todo lo que precede nos lleva ahora a tocar brevemente un punto que no queremos pasar por alto: la instrumentalizaci6n y relativizaci6n de la Iglesia en nuestros días. Con demasiada frecuencia, en nuestro mundo actual, no interesa la santidad de la Iglesia sino su influencia y poder social, para utilizarlo o contrarrestarlo. Influenciados los hombres por la técnica, que busca controlar el mundo a través de los medios más eficaces, todo lo quieren manipular y controlar hoy. Por otro lado politizados los más hasta grados extremos, todo lo quieren convertir, aun los valores más sagrados, en elementos de táctica y estrategia política. En este contexto, la iglesia no ha escapado al fen6meno y ha pasado a ser, por su capacidad de influencia, algo muy codiciable para todos. Unos la buscan para emplear su fuerza social en el logro de sus empeños revolucionarios y otros acuden a ella para avalar así ante los hombres un modelo determinado o para silenciarla o dividirla con el fin de que no se destruya o entorpezca el modelo que propugnan o ya han establecido” (Año 1978).

CERTIFICACIóN

CERTIFICO que en mi trabajo “Temas Electorales” tomé las reflexiones de la Conferencia del Episcopado Dominicano, que tratan específicamente sobre elecciones.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a tres días del mes de octubre del año del Señor 2019.

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