Nuestra historia, relato novelado y frecuentemente salpicado de los tintes pasionales de la cultura criolla, minimiza los acontecimientos del 20 de octubre del 1961, que ayer cumplieron 58 años. La masacre de la calle Espaillat contiene, desde su génesis, elementos inyectados ex profeso, para desdibujar detalles y minimizar efectos. El viernes 20 del fatídico mes, bajo el signo de libra, en el año de buey según el horóscopo chino, casi en luna llena, durante el gobierno de Joaquín Balaguer, bajo el poder de Ramfis Trujillo heredado de su padre, asesinado apenas 4 meses antes, la Policía Nacional actuó brutalmente contra estudiantes secundarios y universitarios. Era John Kennedy, presidente de los Estados Unidos, llegado al poder con planes concretos contra todo lo que oliera a la Cuba castrista y su influencia en la juventudes. En varias ciudades: Santo Domingo, Salcedo, Santiago, San Francisco entre otras, se sincronizaron protestas y manifestaciones estudiantiles, con efervescencia propia de una dictadura que agonizaba, un pueblo férreamente reprimido por más de 30 años y el grave peligro de los últimos coletazos de un monstruo agónico. Desde el 10 de julio los estudiantes de la Universidad de Santo Domingo luchaban por la autonomía y fuero. El 13 de octubre tuvo lugar la primera manifestación antitrujillista protagonizada por estudiantes, frente a la facultad de medicina. En el acto hablaron, entre otros, el luego ex vicepresidente, Rafael Alburquerque y Antonio Isa Conde, líder empresarial y hoy Ministro de Energías y Minas. El 16 los estudiantes destruyeron los símbolos trujillistas dentro del campus y rechazaron al rector Josė M. Machado. El 17, tratando de contener la actividad estudiantil, el gobierno anunció el cierre de la universidad hasta el 7 de enero del 1962, acentuando el sentimiento de disgusto y frustración reinante, mientras Balaguer justificaba la acción alegando haber sometido al Congreso, un proyecto de ley conteniendo la autonomía de la Universidad oficial. Las protestas del día 19 fueron dispersadas a bombazos y se declaró a Ciudad Nueva “territorio libre”. El 20 se concentraron entre las calles Santomé, Espaillat, Palo Hincado y en el sur la Padre Billini, con la Arzobispo Nouel al norte, cientos de estudiantes universitarios y de bachillerato, controlando el perímetro y exigiendo la apertura de la universidad y la salida de los Trujillo. La brutal represión del final de la tarde, produjo muchos muertos a tiros y lanzados desde las azoteas: 2 dijo el gobierno, 10 el Movimiento 14 de Junio. Creo que fueron muchos más. El Capitan PN, Luis Arriaga Rosario me contó, cómo desarmó a un policía, que con un fusil M-1, como francotirador “cazaba” jóvenes cual pajaritos, desde el Hospital Padre Billini. En el perverso discurso de Balaguer para referirse a los hechos dijo : “Sean mis primeras palabras para felicitar a la Policía Nacional….”

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