Decidir en primera vuelta es mejor para todos

La dilatada guerra a muerte política entre Danilo Medina y Leonel Fernández deja al país abochornado, extenuado.

La dilatada guerra a muerte política entre Danilo Medina y Leonel Fernández deja al país abochornado, extenuado.
El lío del PLD en más de una ocasión alcanzó rango de crisis de poderes del Estado, subiendo decibeles de crispación e incertidumbre que afectan la economía.

El ministro de Hacienda señalaba ayer que la incertidumbre política ha sido uno de los factores que ha incidido sobre la economía, expresando la esperanza de que con los discursos de los jefes peledeístas, que zanjan la división del partido, “se despeja un poco la situación”.

Paradigmáticas figuras han expresado aprensiones sobre el ambiente nacional que de una forma u otra ha sido tocado por la crisis del partido político al frente del estado y el gobierno.

Pepín Corripio, el prestigioso capitán de empresa, ha lamentado que el debate peledeísta tenga implicaciones individuales, más que de interés por la colectividad.

El ex presidente del Conep y pasado administrador de la CDE, Celso Marranzini, a quien luego de escribir varios artículos bajo el título “Me preocupa mi país”, la comunicadora María Elena Núñez le preguntó si el país aún le preocupaba, hubo de contestarle, “con dolor”, que en la actualidad el país le preocupa “más que nunca”.

El equilibrado director de Diario Libre, Adriano Miguel Tejada, deploraba recientemente: “Lo que estamos observando en estos días es el fracaso de Bosch y peor será si en estas condiciones el PLD se mantiene en el poder”.

No termina de saberse en qué parará la situación del PLD, que ya deja en entredicho el prestigio que debe tener la Junta Central Electoral para organizar las próximas elecciones municipales, congresuales y presidenciales, a una Navidad y una Semana Santa de distancia, que sabe uno lo rápido que llegan y se van en estos cambiantes trópicos de Dios.

En 20 años de gestión del PLD al país se le han acumulado muchas carencias, deficiencias y vicios que no están exentos de los fragores de las luchas entre Danilo y Leonel, extendidas al PRSC, el PRD y que han malogrado también el desarrollo de otros pequeños partidos de izquierda, centro y derecha.

El país, y hasta los propios dirigentes, del PLD, necesitan darse un respiro, no extender más allá del 16 de agosto este calvario. Es justo y necesario que una limpia mayoría de nuestro pueblo tome la decisión de decidir lo que corresponde desde la primera vuelta de mayo. No alarguemos esto.

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