Derechos humanos ¿de quién?

El fiscal general de los Estados Unidos, en tiempos de Lyndon Johnson, decía que “el derecho no es algo que alguien te da, sino lo que nadie te puede quitar”.

El fiscal general de los Estados Unidos, en tiempos de Lyndon Johnson, decía que “el derecho no es algo que alguien te da, sino lo que nadie te puede quitar”.
Esto debería interpretarse como “a cada quien lo suyo”. Pero el asunto se ha tergiversado, y ahora parece que unos tienen el derecho de quitarle “lo suyo” a otros.

“Tengo derecho a una vivienda simplemente porque sí, porque existo y la merezco, aunque no la pague”. Obviamente cuenta el derecho del que quiere una vivienda gratis. Pero no del que está produciendo su dinero y se la quitan. Nuestra propiedad debe ser violada porque “otros” tienen derechos. Es como decir “me puedo permitir coger prestado, y no pagarlo”.

Toda esta tergiversación obedece a que el discurso sobre los derechos humanos está dominado y manipulado por la izquierda. Entonces cuentan los derechos colectivos, pero los individuales, no. (Así pregonaba la ETA, para la cual los derechos del pueblo vasco estaban por encima del de los niños asesinados).

Por esa manipulación izquierdista jamás oímos la más mínima exigencia por castigar los crímenes cometidos por los comunistas (y ya han pasado 30 años desde el derribamiento del Muro de Berlín).

Y cuando se habla de dictaduras o de crímenes o de desaparecidos, siempre se trata de Chile, y no de Cuba (recordemos como se aplaudió a Fidel Castro en la ONU) o del bando nacional en España y no del republicano (como si de ese lado no se hubiese violado jamás un derecho).

Por esa misma manipulación, la gente se manifiesta en contra de la educación privada (porque no es justo que “solo los ricos puedan estudiar), como si nadie pagara la educación pública (que por supuesto, no es gratis porque la pagan los contribuyentes), como si fuera verdad que la gente (valorando la educación como la valora) dejaría de mandar sus hijos a la escuela si no fuera pública.

En fin, que cabe preguntarse de qué derechos humanos estamos hablando. Si solo los que “no pagan” merecen tenerlos. A lo mejor es que se entiende que los que producen y pueden pagar no merecen ya ser tratados como humanos.

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