Cuando se rompe una copa de cristal, no importa lo perfectamente bien que usted la pueda pegar, porque en lo adelante nadie querrá que usted le brinde agua o vino en esa rota copa de cristal, porque lo usual en nuestra tradición social es que una copa rota es una copa que inmediatamente se bota, y por eso nadie pierde su tiempo pretendiendo pegar, para luego usar, una copa de cristal que ayer cayó y rompió.

De igual modo, terminando la segunda década del siglo 21, no tiene sentido alguno intentar rehabilitar el viejo y contaminado vertedero de Duquesa, mediante la instalación de subdrenes perimetrales y subdrenes interiores para colectar lixiviados, y colocación de extractores de metano, porque allí el daño ambiental ya está hecho, y pretender pegar partes nuevas a partes viejas degradas, es pretender pegar una rota copa de cristal.

Nadie discute que el vertedero de Duquesa, por no disponer de una membrana impermeable en su porción inferior, y por ser un “irracional botadero a cielo abierto”, siempre ha sido un grave dolor de cabeza ambiental para los residentes de la ciudad Capital, principalmente para la zona norte vecina al aeropuerto Joaquín Balaguer (El Higüero), para los residentes en Los Guaricanos, para las aguas subterráneas, para las aguas superficiales de los ríos Isabela y Ozama, para las aguas del mar Caribe, y para las autoridades ambientales y municipales que a diario reciben quejas de los vecinos de Duquesa por plagas de moscas y ratas, humaredas, malos olores y lixiviados contaminantes, pues, aunque se han otorgado múltiples contratos para el saneamiento ambiental y la correcta gestión operacional de Duquesa, la realidad es que nunca se ha hecho nada verdaderamente ambiental como había sido contractualmente acordado.

Hace un par de años, en medio de una litis judicial donde el Estado dominicano, representado por el ministerio de Medio Ambiente y la Alcaldía de Santo Domingo Norte, trataba de retomar el control operacional y ambiental del vertedero de Duquesa, fruto del manejo ambiental inadecuado que le daba el sector privado, se nos pidió una consulta técnica para fortalecer el expediente, y nuestra recomendación fue muestrear, con notario público, y enviar al laboratorio, con el mismo notario público, los lixiviados que emanan de las basuras que diariamente entran a Duquesa, y cuando los resultados de laboratorio llegaron a nuestras manos, para la elaboración del informe técnico, aquello no podía ser peor, pues aunque las normas ambientales sólo permiten hasta 1,000 (mil), como número más probable (NMP) de coliformes totales, el laboratorio estaba reportando 160,000,000,000 (ciento sesenta mil millones) como número más probable (NMP) de coliformes totales, siendo suficiente para que en septiembre de 2017 el Tribunal Superior Administrativo fallara a favor del Estado dominicano y en contra de la empresa privada que mal administraba el vertedero.

Y la verdad es que no tenía sentido alguno acudir a los tribunales para el heroico rescate estatal de la administración de Duquesa, para entonces plantear ahora como solución parcial un parche que sólo agravaría la enfermedad ambiental de ese emplazamiento irracional por donde fluyen aguas subterráneas que son aprovechadas por los vecinos de las áreas sur, sureste y suroeste, ni tiene sentido alguno seguir acumulando basuras nuevas sobre basuras viejas cuyos lixiviados ya han degradado por completo el subsuelo, porque sería agravar un viejo problema ambiental que nos llevaría a pagar el alto precio social del daño a la salud de los vecinos, debiendo estar conscientes de que cuando se agrave ese viejo problema ambiental, sólo nos quedará llorar con fe, por “lo que pudo haber sido y no fue”.

Ese emplazamiento del vertedero de Duquesa fue permitido ahí cuando no existía la Ley Ambiental 64-00, pero ya no se puede permitir, y la mejor solución ambiental es buscar otro lugar, al norte del actual, virgen, arcilloso, impermeable, donde se instale una recicladora de vidrios, plásticos, metales, papeles, cartones y materia orgánica, con un verdadero relleno sanitario, vecino a la recicladora, capaz de acumular los desechos urbanos no aprovechables, porque eso es lo que procede en base a la Ley Ambiental 64-00 y a los tiempos modernos, y luego de puesto en servicio efectivo el nuevo emplazamiento, entonces proceder al cierre técnico del viejo emplazamiento, para posteriormente proceder al saneamiento ambiental del suelo y del subsuelo de Duquesa.

Una verdadera solución ambiental para Duquesa implica un nuevo lugar, cumpliendo la Ley Ambiental 64-00, y debe articularse con la nueva planta de tratamiento de aguas residuales que ya ha sido terminada por la CAASD en las cercanías de Duquesa, de forma tal que el saneamiento ambiental del bloque norte de la Capital sea integral y general, no cosmético y parcial, porque ya es muy tarde para hacer ahora en Duquesa lo que pudimos hacer hace 30 años.

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