Introducción

He aquí nuestro último tema de los artículos sobre “Temas Electorales” que recogen algunos aspectos del magisterio del Episcopado Dominicano sobre las elecciones y los principios del buen gobernar. Hemos compartidos con ustedes estos tópicos, que tal vez respondan a la situación que ocupa al país actualmente.

Orientaciones breves sobre el Gobierno

1- El poder público no puede ser indulgente
El Poder Público no puede ser indulgente y permisivo en momentos de tan seria gravedad. No debe temer imponer a la nación lo justo que deba imponer. Y una vez impuesto, no debe haber excepciones ni privilegios para nadie y deben ser castigados severamente los trasgresores. La Ley no exigida o exigida desigualmente pierde su fuerza y se convierte en letra muerta (Tomado de Carta Pastoral “Mensaje sobre la Deuda Externa”, 21 de enero del Año Santo Jubileo de la Redención, 1984, #2).

2- Los impuestos
Una falta notable de sensibilidad social nos hace a los dominicanos reacios a toda clase de impuestos. Los fraudes consentidos (a veces ofrecidos y pactados), las excepciones concedidas el temor a la deficiente administración y la experiencia repetida del uso irracional o inadecuado de los fondos públicos debilitan entre nosotros los sistemas fiscales y merman y destruyen la moral del Estado para exigir impuestos. Es una triste realidad. Los impuestos, sin embargo, son necesarios porque asumen en la sociedad el papel fundamental de la distribución justa del ingreso y del capital (Tomado de Carta Pastoral Mensaje sobre la Deuda Externa, 21 de enero del Año Santo Jubileo, 1984, #4).

3- El Gobierno debe defender y promover a los pobres
Los que tienen más deben sacrificarse a favor de los que nada tienen. Nadie debe mostrarse insensible al respecto. El gobierno, con todo el peso de su poder, debe asumir la defensa de ellos. Debe buscar, sin aplazamientos, modos de hacer frente a la situación. Es su deber. Debe, también, informar con claridad a la nación de todas sus negociaciones con el FMI: causas, acuerdos, consecuencias y modos planeados de aminorar la dureza del momento para todos y en especial para la población empobrecida (Tomado de Comunicado de la Comisión Permanente acerca de la situación del País, 24 de abril 1984).

4- El Gobierno y los recursos naturales
Estamos conscientes de que la recuperación y el cuidado de nuestros recursos naturales es una tarea de todos, pero el Gobierno, como Administrador del Estado, tienen la obligación de orientar y coordinar esta tarea. Como representantes también de las generaciones venideras, debe garantizar el uso de los recursos naturales para satisfacer las necesidades presentes teniendo en cuenta las futuras (Tomado de Carta Pastoral sobre la relación del hombre con la naturaleza, 21 de enero 1987, # 73-74).

5- Gobierno y reclamos del Pueblo
El Gobierno, conocidos los justos reclamos del pueblo debe hacer cuanto esté en su mano para ir solucionándolos. Es su función y misión. Es más, la falta de atención a los sectores más necesitados, si éstos son numerosos, demuestra que los pueblos se tornan ingobernables (Tomado de Mensaje sobre la Situación Nacional, 4 de noviembre 1997, # 4).

6- Reto de todos
No es exclusivamente deber del Gobierno, sino de toda la sociedad el ir reduciendo los problemas existentes y solucionándolos poco a poco. El Gobierno tiene su específica misión y función y la sociedad la suya. Cuanto mayor sea la laboriosidad, creatividad y solidaridad de un pueblo mayor será su progreso y bienestar de todos. Al Gobierno le compete impulsar, defender promover y coordinar esa actividad de la sociedad y velar para que jamás sufra detrimento alguno la justicia y equidad en las relaciones de los ciudadanos entre sí. Sería insensato contraproducente que todo lo esperásemos del Gobierno de turno. Confiemos ciertamente en él, en la eficacia de su función, pero exijámonos, sobre todo, sin desfallecer, a nosotros mismos (Tomado de Mensaje en vísperas de un nuevo gobierno, julio del año 2000).

7- Los cinco papeles del Estado
Tengamos claro cuál es la verdadera función del Estado. Los expertos en la materia hoy dicen que son cinco los papeles del Estado, resaltando que el sector privado debe ser el motor principal de la expansión productiva y del empleo:

1- Asegurar la estabilidad macroeconómica y combatir la inflación por su efecto concentrador de la renta.
2- General un ambiente competitivo en la economía, suprimiendo toda clase de privilegios y subsidios que hacen posible la ineficiencia en beneficio de unos pocos a costa de la mayoría.
3- Establecer reglas sensatas y estables que estimulen la expansión de la producción y del empleo, evitando actitudes paternalistas que, a menudo, consiguen efectos contrarios a los deseados.
4- Jugar un papel importante en la formación de la infraestructura energética, de telecomunicaciones y transporte.
5- Cuidar de las áreas sociales, asegurando los servicios básicos y dejar al sector privado las actividades empresariales.
Todos debemos colaborar notablemente con el Gobierno para que cumpla a cabalidad con su importante misión. Alabamos el empeño e iniciativas del Sr. Presidente por mejorar el modo de vida de los pobres y su presencia frecuente entre ellos. Es un deber del Estado y de la sociedad. La manera radical, sin embargo, de combatir la pobreza es incorporar plenamente a los pobres, marginado y exclusivos, al mundo productivo y laboral, al mundo político y social (Tomado de Mensaje “Día de la Independencia”, 27 de febrero 2002, # 7).

Administración justa, honesta y eficiente

Al llegar a este punto tenemos que añadir que no es suficiente que incrementemos nuestros bienes de producción y consumo y los distribuyamos justa y equitativamente. Es necesario, también, que la administración pública sea justa, eficiente, responsable y honesta. Los únicos privilegiados deben ser los pobres cuya defensa y promoción debe ser asumida, de modo especial, por el Poder Civil.

1.- Cuantos integran el mundo de la Gestión Pública deben tener claro que su deber es lograr eficazmente el Bien Común conciliando la libertad, la justicia y la igualdad en una genuina sociedad participada.

Únicamente en el Bien común se basa la legitimidad del Poder Civil. Cuando más lo promueva, mejor estará cumpliendo con su función y cuanto más se aparte de él, más ilegítimo se estará tornando. El Bien Común abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social, gracias a las cuales todas las personas, familias y asociaciones puedan lograr con mayor plenitud su perfección (Gadium et Spes, Núm. 74).

2.- Viendo ahora entre nosotros cuántas personas y familias yacen en la miseria, en la pobreza y en el abandono sin dignidad, sin justicia, sin igualdad, sin oportunidades, tenemos que preguntarnos sobre nuestra realización del Bien Común. Es largo el camino por recorrer en esto pero es hora ya de que se empiecen a dar los pasos decisivos y definitivos. Ningún ciudadano tiene derecho a oponerse a ello. Todas las personas y grupos sociales en el ejercicio de sus derechos están obligados por ley moral a tener en cuenta los derechos ajenos y sus deberes para con los demás y para con el Bien Común de todos.

3.- Hay tres puntos concretos de vital importancia que queremos tocar: impuestos, subida del costo de la vida y burocracia.
Impuestos. El gobierno, para poder cumplir con sus obligaciones crecientes del Bien Común, necesita aumentar sus recursos y es obligación suya estudiar a fondo el mejor modo de conseguirlos, exigirlos y distribuirlos, después, con justicia y honestidad, prestando atención a los sectores débiles. Con el Concilio Vaticano II tenemos que decir con dolor que “no pocos, con diversos subterfugios y fraudes, no tienen reparo en soslayar impuestos justos u otros deberes con la sociedad” (Gaudium et Spes, Núm. 30).

Sobre los escasos ingresos de nuestra clase económicamente débil no es ni justo imponer más cargas. Los más favorecidos deben asumir su cuota de sacrificio. El hecho de que el grueso de los impuestos en la República Dominicana sea indirecto provoca una realidad injusta: ricos y pobres pagan por igual. Es necesario que los impuestos sean proporcionales a los bienes que se posean y a la disponibilidad que se tiene. Los modos prácticos de obtener esto se lo dejamos a los técnicos.

No queremos dejar de decir que un mal que viene de lejos pero que no puede ser corregido, porque existen medios para ello, es el de nuestras Aduanas.

4.- El segundo punto concreto es el alza del costo de la vida. Si los precios son reales y no hay mecanismo posible para hacerlos descender, es necesario que se hagan, sin postergación alguna, los debidos reajustes salariales, sin dejar por eso de afrontar el gravísimo problema del desempleo y subempleo, espina dolorosa en el corazón y conciencia de todos.

5.- El tercer punto concreto es el de nuestra burocracia. Esta se ha convertido en nosotros en una maquinaria gigantesca que se nutre de sí misma a costo de la vida nacional.

Todos los empleados del Estado y funcionarios públicos deben pensar que la dignidad y responsabilidad de su trabajo reside en que su destinatario es la sociedad y sobre todo aquellos que menos tienen y más dependen por esto del buen funcionamiento de lo público.

El peso de la justicia debe caer siempre, con todo rigor, sobre quienes amparados por los cargos administrativos públicos se enriquecen fundamentalmente o medran con perjuicio del Bien Común.

Los irresponsables e ineficientes no pueden tampoco ocupar cargos públicos. El excesivo número de personas en muchas oficinas del Estado conlleva inevitablemente la disminución de eficiencia y el aumento injustificable de erogaciones del Estado.
Los Partidos Políticos harían un gran servicio al País si descontinuas en la práctica de que la victoria electoral signifique la casi total remoción de personas que están desempeñando funciones ejercidas con larga experiencia, seriedad y competencia y sean sustituidas por otras incapacitadas y situadas en esos puestos por el mero hecho de pertenecer a un determinado partido.

Una pregunta que muchos dominicanos se hacen es qué pasa con algunas empresas estatales que son deficitarias siempre, debiendo ser la menos rentables. Esta misma pregunta nos la hacemos nosotros con preocupación, porque es el pueblo quien paga esos déficits en vez de obtener beneficios. Dichoso el pueblo que cuenta en la Administración Pública con gente capaz, capacitada, y honesta. Los hay y les animamos y felicitamos.
(Tomado de la Carta Pastoral de Adviento, 30 noviembre 1980, I Domingo de Adviento, # III).

CERTIFICO que en mi trabajo “Temas Electorales”, hemos tomado varios temas de la Conferencia del Episcopado Dominicano sobre elecciones.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a veintiún días del mes de noviembre del año del Señor 2019. l

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