Acorde con un conjunto de leyes, los ayuntamientos son los responsables de la recolección y deposición adecuada de los residuos solidos generados por la ciudadanía en sus hogares, empresas y establecimientos. El comportamiento cívico de los ciudadanos y su conciencia de la higiene colectiva es vital para lograr objetivos. Siendo así, representa la limpieza urbana una ardua labor con un colectivo humano que lanza desperdicios indiscriminadamente y un ciudadano sin conciencia cívica ni criterios de higiene, cuando de desperdicios se trata.

Baste pasar al día siguiente, adonde ha habido una “bebentina”, para suponer que ha pasado un huracán basurero que ha volcado los zafacones a la calle, como si la cerveza y las bebidas espirituosas, provocaran un comportamiento “ensuciador”. Un slogan publicitario de un pasado síndico del DN, indicaba que la ciudad más aseada no es la que más se limpia sino aquella que menos se ensucia. Cuando estudiaba ingeniería en Mayagüez, P. Rico existía en la ciudad un demente que dedicaba todo su tiempo a barrer las aceras de la calle principal de esa ciudad. Bromeaba diciendo que deberíamos clonar, o reproducir por estacas, a aquel “loco útil” para traerlo al país, para que, en su descomunal afán por usar la escoba, contribuyeran sus clonados en tener como nunca, limpias nuestras ciudades.

El temor era que aquí todo se desnaturaliza y que al “criollizarlo”, cambiaria de hábitos. En el fin de semana tuve la oportunidad de recorrer buena parte de Santiago y encontrar un casco urbano y muchas calles hermosamente limpias y de destacado aseo. Llama la atención una ciudad pujante, de edificaciones que surgen como hongos vistosos de modernos trazados y armónico colorido.

Nuestro reconocimiento al Alcalde de Santiago, Abel Martinez Durán, a su equipo responsable del aseo y a los propios munícipes de la Ciudad Corazón, por demostrar que sí se puede. Sin conocer detalles, pero consciente de los adecuados enfoques y acciones precisas contra el grave problema, han logrado que esa ciudad se destaque por la ausencia de basura en sus calles y el cuidadoso ornato. No es solo cuestión de recursos: es asunto de compromiso y adecuada gestión administrativa a mas de aplicar la ley a quien la transgrede, sin miramientos. Los munícipes saben agradecer una destacada, aunque difícil, gestión. Creo, sin equivocarme, que han conseguido minimizar en esa ciudad, el efecto de falta de higiene de los muchísimos emigrados de la porción oeste de la isla, como buenos ejemplares del hombre primitivo. Se han dado trascendentales pasos en el manejo final de depósitos solidos en muchas poblaciones. No hay dudas de que aún queda un largo trecho por recorrer, pero sin la contribución de los munícipes y la educación apropiada, no alcanzaremos a equilibrar un ambiente lacerado por la agresión humana con el compromiso de llevarlo a sus condiciones naturales.

Posted in Edición Impresa, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas