Este es un buen momento para hablar sobre el futuro dominicano. El año que viene la administración del gobierno y los municipios serán renovados en las elecciones previstas como manda la Constitución.

Siendo así, quienes aspiran a dirigir la Administración y a gobernar los municipios están todavía en posibilidad de presentar una plataforma acerca de las políticas, planes y proyectos para mejorar los graves niveles de desigualdad e inequidad social, las grandes zanjas que separan a los grupos sociales más disminuidos y las capas más acaudaladas de la sociedad; o cómo harán para que la clase media pueda mantener sus condiciones de vida, y que las necesidades locales o regionales en servicios como agua potable, saneamiento, electricidad, salud, caminos y calles, puedan ser satisfechas.

Además, cómo encarar los graves problemas institucionales, como una sana administración de justicia, mejoría de la calidad de la educación, credibilidad en la gestión pública, y con ello, la mejoría del gasto, y el predominio de transparencia en las compras y contrataciones. Que no sean una farsa en la cual sólo se llenan los procedimientos formales y luego se recurre a engañifas para enriquecer a unos cuántos.

Ahora es tiempo para prestar oídos a representantes de organismos internacionales que advierten sobre la necesidad de un pacto para cambiar los esquemas de las recaudaciones para disponer de los medios o recursos para las grandes obras, y que la gente pueda de verdad confiar en que los líderes harán lo necesario para producir los cambios que demanda una sociedad que acumula rezagos y definiciones, postergándolos hasta el infinito.

Como esta administración ya no está en condiciones para definir nuevos programas y caminos a recorrer, le quedan 8 meses de gestión, quienes aspiran a dirigir los estamentos del Estado deben hacer compromisos sobre el futuro, diciendo honestamente lo que harán, sin demagogias ni populismo, presentar una propuesta sobre el futuro dominicano, en el más amplio sentido.

Quizás encontremos remedios y nos evitemos que sea la gente de la calle que imponga la agenda al margen del sistema institucional.

Quizás estamos ahora en el mejor momento.

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