En los últimos años ha irrumpido en el ambiente de la República Dominicana una cantidad impresionante de politólogos reales, unos que se hacen llamar y otros que son denominados por los medios de comunicación.

Muchos de ellos no pasan de personajes que desdeñan del rigor científico para entrar en el campo de la adivinación, es decir, son augures o, en el mejor de los casos, seres humanos que tienen sus intereses identificados y “analizan” a partir de lo que quieren que suceda.

Así las cosas, sean politólogos reales o especuladores que se apropian de una ciencia que ya en la antigüedad más lejana Aristóteles la consideraba como la más excelente, deberían de analizar y no adivinar.

Ciencias Políticas, Politología (o Ciencia Política, en singular, como gustaba definirla al académico español Pablo Lucas Verdú, 1923-2011), se le llama a la ciencia social dedicada al estudio de los aspectos teóricos y prácticos de la política, es decir, los sistemas políticos y de gobierno, los comportamientos de las sociedades, con el fin de establecer un método certero y objetivo sobre estos asuntos, a partir de la observación de la realidad.

Nótese que el profesor Lucas Verdú en sus dos tomos sobre Principios de Ciencia Política, habla de analizar “a partir de la observación de la realidad”, y abunda sobre los mismos criterios mantenidos muchos años antes que él—cuando esa herramienta de análisis era aún rudimentaria—por estudiosos de la talla de Maquiavelo, Tocqueville, Max Weber, Montesquieu, Marx, entre otros cuyas credenciales no non necesarias.

Y es que se supone que para analizar con objetividad, el politólogo tiene que despojarse de sus simpatías para que su enfoque no resulte sesgado y, por consiguiente, alejado de la realidad.

(Es oportuno dejar establecido aquí que no soy politólogo, pues sólo cursé un diplomado con una duración de seis meses).

El razonamiento anterior surge tras escuchar un pretendido análisis de una socióloga a quien los medios de comunicación llaman politóloga, conforme el cual el expresidente Leonel Fernández no será factor decisivo en las elecciones del próximo mayo, lo cual significaría que la presencia del candidato presidencial de un bloque de seis partidos tendría un efecto neutro en aquel proceso.

Sin embargo, encuestas realizadas por firmas privadas sitúan al líder de Fuerza del Pueblo en un empate técnico con el candidato del Gobierno, mientras en otras Leonel supera “al invento de última hora” como le definiera Reinaldo Pared Pérez al momento de retirar sus aspiraciones para las primarias de octubre pasado.

Más aún, en mediciones engavetadas por el PLD las posibilidades de su candidato son cada vez más escasas. Es decir, que la señora en cuestión no analiza sino que pretende adivinar.

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