La decisión de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) de prácticamente deshacerse del caso Odebrecht rompe con una jurisprudencia arraigada, que es el arrastre del resto de los procesados cuando uno de ellos tiene jurisdicción privilegiada. El voto disidente del juez Manuel Herrera Carbuccia al menos se salva la conciencia crítica. Consideró que en el caso –con lo ocurrido- no llegará el esclarecimiento de los hechos ni la mano de la justicia…

“Esto conllevará, irremediablemente que uno de los casos más importantes de la justicia penal se diluya y con ello se promueva la falta de una justicia oportuna conforme lo dispone el artículo 69.1 de la Constitución dominicana ante hechos similares con nuevos imputados”. ¡Qué pena!

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