La lectura y la escritura trazan el camino hacia la enseñanza, de ahí que, expertos en educación de todo el mundo coinciden en que este proceso debe empezar muy temprano en la vida.

En su artículo “Lectoescritura, lenguaje y desarrollo emocional”, la psicóloga del desarrollo canadiense, Monique Sénéchal, subraya que los niños primero deben “aprender a leer” antes de poder “leer para aprender”.

Desafortunadamente, los niños de la República Dominicana y países de bajos y medianos ingresos, enfrentan serias dificultades para adquirir una habilidad esencial para el aprendizaje y la comprensión del mundo que les rodea.

Esto quedó evidenciado en la Evaluación Diagnóstica Nacional de Tercer Grado 2017 que realiza el la Dirección Nacional de Evaluación de la Calidad del Ministerio de Educación, que evalúa el proceso de aprendizaje desde primero a tercer grado de primaria, la cual revela que apenas el 12 por ciento alcanza el nivel satisfactorio en Lengua Española.

Es decir, sólo 12 de cada 100 niños son capaces de leer comprensivamente textos cortos, simples o complejos; reconocer el propósito comunicativo y establecer relaciones entre distintas ideas, deducir el significado de palabras a partir del texto y recurrir a conocimientos externos y relacionarlos con lo que leen.

Mientras que, el 50% de los estudiantes al llegar a tercero sólo son capaces de leer palabras pero sin sentido comprensivo y relacionarlas con imágenes dadas en el texto. El 38% restante se ubica en el nivel aceptable.

Es la base de la calidad

La especialista regional en lectoescritura inicial del Programa de Desarrollo de Capacidades LAC READS que auspicia la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), Josefina Vijil, sostiene que la base para mejorar la calidad de la educación es la lectoescritura.

“Lograr que los niños y las niñas aprendan a leer y escribir bien en los primeros grados es una condición de éxito para lograr la calidad, y por tanto debe ser la prioridad de toda política educativa y social, y el ámbito al que se dediquen más esfuerzos de parte de organizaciones de la sociedad civil, empresas, organismos internacionales, universidades y familias”, destacó la especialista en un estudio, cuyo resumen fue reproducido por la revista del Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE).

Vijil plantea que el trabajo infantil, la pobreza y la malnutrición tienen una correlación negativa con los resultados de lectura en los primeros grados, así como la importancia de la importancia de la integración familiar en el proceso.

En ese sentido, el Programa que se aplica en cinco países de Latinoamérica, incluyendo la República Dominicana, plantea que existen evidencias de medidas exitosas que pueden implementarse para superar los desafíos actuales con el debido acompañamiento de profesores, escuelas y padres y madres de familias.

Debe comenzar desde el vientre

Todo empieza con algo tan sencillo como que los adultos les lean historias a los niños, incluso desde el vientre de la madre. Y aun cuando no sean capaces de leer, al escuchar cómo se construye una historia comienzan a darle significado a lo que escuchan y se acercan a la interpretación de códigos. La estimulación desde sus primeros años en el seno familiar con libros de cuentos contribuye a que se familiaricen con la escritura como forma de lenguaje.

Maestros y familias, un binomio fundamental

Además de las familias, los maestros son una pieza fundamental para motivar este proceso y deben contar con habilidades y conocimientos que les permitan evaluar el progreso de los niños. Para lograrlo, el programa plantea la promoción de la lectura en voz alta; promoción de la comprensión lectora; jugar con la escritura inventada; organizar a los niños en grupos de similar nivel de lectura y escritura. Asimismo, deben ser capaces de enseñar la conciencia fonológica, fonética, fluidez lectora, vocabulario y comprensión.

Una “cruzada de lectura” que no prosperó

A nivel gubernamental han surgido iniciativas que se han quedado en una simple declaración de intención. Una de ellas, fue la llamada Cruzada Nacional por la Lectura”, anunciada a principios de año, por el exministro Andrés Navarro, como respuesta a los pésimos resultados de la evaluación diagnóstica. Consistía en distribuir obras literarias de autores dominicanos a los estudiantes, para lo cual se había programado un presupuesto de RD$266 millones pero que no se implementó por un presunto escándalo de corrupción.

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