Desde hace unos años he venido escribiendo que la época de Navidad se ha convertido en un momento donde todo se mide por el nivel de movimiento económico, de fiestas a todos los niveles, de repartos de dinero y de comida, en fin, en una época donde lo material se impone a lo espiritual. Y de esa manera se está actuando totalmente contrario al verdadero sentido de la navidad.

Desde el punto de vista histórico, la Navidad es una fecha escogida por los seguidores de Jesús para celebrar el nacimiento del hijo de Dios que vino a la tierra para pagar por nuestros pecados y garantizarnos la vida eterna. Aunque ciertamente no existen pruebas de que Jesús naciera un 25 de diciembre, esa fecha fue escogida por el emperador Constantino en los momentos de consolidación de la doctrina cristiana y se ha mantenido a lo largo de la historia como la fecha donde, en un humilde pesebre de Belén, vino al mundo el mesías enviado por Dios para redimir a la raza humana.

Partiendo de ese hecho la Navidad debe ser un motivo de profunda alegría y celebración del nacimiento de Jesús, un momento para nosotros pensar en su vida, en sus hechos, en su ejemplo, en su humildad, en sus acciones para difundir la verdad de Dios y hacer que nosotros cada día seamos más como él. Y no es que dejemos de celebrar con moderación en este tiempo de fiestas y alegrías, lo que no debemos es perder la noción real de las cosas y creer que el sentido de la navidad es la fiesta mundana y no la reflexión cristiana.

Jesús es el verdadero sentido de la Navidad. Si quieres sentir y vivir a plenitud la navidad te exhorto a que cuando te sientes con tu familia en la cena de Nochebuena y de Año Nuevo, le des gracias a Jesús por permitirte vivir a plenitud y por hacer posible que tu familia esté a tu lado celebrando en esta fecha. Y si estás pasando por un momento difícil de pérdida de algún familiar, o alguien en tu alrededor está sufriendo por algo igual, levanta tus oraciones a Dios y ten en cuenta que él es siempre tu mejor compañía y quien te consuela con mayor efectividad en esos momentos difíciles.

La Navidad debe ser un momento para acercarnos mucho más a Jesús, el hijo de Dios que entregó su vida para salvarnos. La Navidad debe ser una época para hablar con nuestros familiares y dar gracias eternas a Dios por darnos la vida, los talentos y valores que nos permiten crecer cada vez más. La Navidad debe ser un momento para saber que el modelo vida que debemos imitar es el de Jesús, basado en un profundo amor, en una gran sentido de justicia y solidaridad y, sobretodo, en una gran capacidad para perdonar.

Que Dios bendiga a todas las familias dominicanas en este hermoso momento de Navidad, cuyo sentido real y verdadero debe ser buscar la presencia de Jesús y colocarla en nuestras vidas por siempre.

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