Sobrepeso y obesidad han sido corrientemente asociados a alto poder adquisitivo, fenómeno propio de países de alto ingreso. De hecho, en Estados Unidos se vaticina que la mitad de la población será obesa para 2030. Pero la obesidad se ha erigido en problema también en países subdesarrollados como el nuestro, afectados ahora por la “doble carga de la malnutrición”. Esto es, desnutrición, el flagelo típico de países subdesarrollados; redunda en bajo rendimiento y deserción escolar, limitante del desarrollo. Y, obesidad o sobrepeso, causa de males como diabetes e hipertensión, que suponen también costo social. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), esa doble carga nos cuesta más del 2.6% del PIB. Nueva entidad nutricional que debemos atender: malnutrición por defecto y por exceso.

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