Muchos quieren hacer cambios en su vida aprovechando el impulso del nuevo año, pero tras comenzar con mucho brío y entusiasmo, flaquean y abandonan, por lo que no debería sorprender que nuestras metas de este año nuevo sean similares a las del año pasado. ¿Qué recomiendan los expertos? Concentrarnos en un solo objetivo, en vez de perseguir muchos a la vez, error corriente. Entender que nuestros propósitos deben ser no solo razonables y sensatos, sino también divertidos; que la fuerza impulsora debe ser “quiero”, no “tengo que”. No fijarnos metas demasiado altas; no desmoralizarnos por contratiempos, siempre latentes, y comprender que no toda meta es buena idea y que para iniciar el año con un mal propósito, mejor iniciarlo con ninguno.

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