Serie de tv que exhibe Netflix, con una narrativa ficcional que destaca más en la personalidad de los líderes de la Revolución de Octubre de 1917. Es atinada en su estrategia cinematográfica, pues si se queda con las convicciones políticas y marxistas de ellos -apenas- es difícil que sea digerible, pues ese tipo de cine histórico es complejo y fácilmente puede caer en un panfleto.
Trotsky y sus camaradas no eran dioses inmaculados, ni mucho menos autómatas ideologizados. Eso sí, los elocuentes diálogos son un primor en la exposición de motivaciones y contradicciones que nos retrotraen a cuestiones del materialismo dialéctico. Y en cuanto al papel de la mujer, es tratado con ecuanimidad. Pero, ojo, cualquiera que no esté al tanto de esos hechos históricos se le hará un arroz con mango en la cabeza. Mal que bien, visibiliza la historia de la primera revolución socialista armada y sus legendarios héroes que pudieron lograr tan magna proeza de cambiar todo un país por otro y poder crear las bases para llevarlo al sitio dominante que hoy detenta. Aunque tiene vaguedades históricas, señala a Trotsky como un legítimo autor de la victoria de los bolcheviques, tanto en la toma del poder en 1917 como el ganar la guerra -creando el Ejército Rojo- que venció al Ejército Blanco en 1921. Pues bien, el personaje-título es retratado como un individuo pragmático, rebelde y con un alto sentido de la oportunidad política -en RD sería algo así como un Lilís, pero de ideas de izquierda-, y a los bolcheviques como una masa de individuos obedientes a ideas marxistas. Pero como todo producto cinematográfico de corte histórico la serie trabaja el pretérito de una revolución hecha por individuos que no se formaron para ser revolucionarios –esos se forman en el proceso revolucionario– incluso sus líderes responden a un entorno de forma que no los rindan. Ahora, hoy, se le puede criticar y hasta censurar, pero lo obvio es que Trotsky fue ficha clave, una robusta columna en la dirección intelectual de la Revolución de Octubre y de su formidable éxito luchando hombro con hombro junto a Lenin y Stalin. De todas las frases de Trotsky que la gente tiende mimar la que más me conquista es aquella que dice: “La vida es bella. Que las futuras generaciones la libre de todo mal y opresión, y puedan disfrutarla en toda su plenitud.” En cuanto a su valor cinematográfico creo que el uso de los efectos especiales es acertadísimo. Las emociones de Trotsky se expresan en alucinaciones vívidas, ¡renovadoras en su estética! Y lo mismo ocurre con las transiciones entre escenas.

HHHHH Género: histórico. Duración: 8 episodios de 1 hora.

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