Antes pensaba que la paz iniciaría cuando mis obstáculos cesaran. Finalmente tomé conciencia que éstos eran parte inseparable de mi vida.

Esta perspectiva me hizo entender como atesorar cada momento sin olvidar que el tiempo no espera por nadie. Que todo tiene su tiempo y lo que se quiere debajo del sol, su hora; pero cada instante es tuyo, si no te dejas dominar de las cosas, de la gente, de los prejuicios, los intereses, ni del qué dirán.

Serás dueño de tus improvisaciones como de tus planes y disfrutarás la vida que Dios te regaló, y lo que hagas con ella será tu regalo para Él.

No dejes que nadie la viva por ti y no la sabotees viviendo la de nadie.

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