Desde el año 1966, hemos tenido el período más prolongado de transferencia pacífica del poder en nuestra historia. Los 54 años transcurridos han coincidido con el intervalo de crecimiento económico más prolongado de nuestra historia, con una velocidad promedio superior al latinoamericano. ¿Qué relación existe entre la transferencia pacífica del poder y crecimiento económico? No cabe duda que la estabilidad política es una condición necesaria, aunque no suficiente, para el crecimiento económico. Siendo así, otros factores han contribuido, como la estabilidad macroeconómica, y el dinamismo de una clase empresarial, dispuesta a tomar riesgos. Igualmente, debemos señalar el comportamiento de la clase política dominicana que no ha sacrificado la economía a sus objetivos políticos. Tenemos dos ejemplos extremos de esta situación en dos países vecinos: Venezuela y Cuba. Ambos le han plantado cara a los Estados Unidos, manteniendo un sistema político cerrado y aplicando políticas económicas para afianzar el control político de la sociedad. El nivel de sus salarios mínimos lo dice todo. US$ 7 y 14, respectivamente.

Sin embargo, nuestro sistema adolece de problemas y riesgos. Nuestro crecimiento no ha sido suficientemente inclusivo, lo que podría afectar la paz social y la democracia. El rápido endeudamiento externo constituye un riesgo. Un sistema público cuya ineficiencia es evidente. Pero más importante para la salud de la democracia es el alto costo de las elecciones. Un artículo del Washington sobre las últimas elecciones norteamericanas dice, «Es probable que las personas que gastaron dinero en Trump durante la campaña estén contentas con el retorno de su “inversión”, en otras palabras. Pero las personas que dieron a Clinton, o a cualquier candidato perdedor, esencialmente tiraron su dinero».

El dinero gastado en las elecciones debe ser analizado como una decisión de riesgo-beneficio. El riesgo de perder unas elecciones es demasiado alto, pues un candidato gana y los demás lo pierden todo. La teoría económica nos dice que todo el que asume un alto riesgo, buscará un alto beneficio. Ese alto benéfico se obtendrá en el ejercicio del poder tomando decisiones personalmente rentables, aunque de cuestionable utilidad social.
Es decir, en base a la corrupción, que daña la democracia. Para corregir este problema no bastan leyes. Debemos repensar como llevar a cabo las elecciones para bajar su costo. Nuestro ejercicio democrático tiene mucho que ver con la influencia política de los Estados Unidos en nuestro país. Pero en este aspecto, los EU no son el mejor ejemplo, pues las elecciones federales de 2016 costaron la friolera de US$6,500,000,000.00 Sin embargo, las últimas elecciones en el Reino Unido le costaron 140 millones de libras a los contribuyentes. Los Conservadores gastaron 18.6 millones de libras y eligieron a 317 representantes de un total de 638. Estudiar el sistema electoral ingles ayudará a la democracia y la economía dominicana.

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