En 11 años, muchos tienen varios. Para mí tú fuiste el único. Cuando llegaste a mi vida, en 2008, supuestamente tu estirpe no era la mejor. Tu desempeño impecable confirmó que “de cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán”. En 11 años, golpes o choques de la carretera de la vida, sacan de circulación a muchos capitanes. Tú, humilde soldado, te mantuviste en la pelea, nunca te noquearon. Las dos mujeres a las que serviste durante 11 años fallaron en cuidarte. Tú nunca a ellas; no les fallarás a tus nuevos patrones, lo sé. Por eso hoy al despedirme de ti, mi noble carro SM3 Renault, canto: “Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”…

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