Abel Hasbún indicó que la etapa más bonita de su vida fue como director de Capacitación de Sedefir

Faisal Abel Hasbún llevó con honor la bandera dominicana en cada una de las canchas que pisó, no solo como jugador, sino también como entrenador y educador.

Era tan fuerte su pasión por el baloncesto, que lo llevó a dejar la carrera de medicina para seguir en ese deporte, que lo catapultó como uno de los mejores jugadores de la década de los años 60.

Recuerda que a los 15 años fue escogido para la selección nacional, debutando en baloncesto superior con el equipo de Villa Francisca, siendo elegido como el mejor jugador de ese club.
Formó parte del cuerpo técnico que conquistó la medalla de oro en Centrobasket 77, desde entonces su vida deportiva estuvo llena de trofeos y reconocimientos nacionales e internacionales.

1. Niñez
Mi niñez fue muy feliz, vivíamos en la Calle Santomé 108, mi padre, Mahoma Abel tenía una tienda en la primera planta, vivíamos en la segunda. Éramos cinco hermanos, Jalín, Amín, Abdalah, Mussa y yo, nos complementábamos, jugábamos pelota, trompo, bola, entre otros juegos de la época. Papá nos daba todos los gustos que en ese tiempo se podían, los domingos nos llevaba a Bocha Chica, nos compraba bizcochos. Mi mamá, Liliana Hasbún de Abel era muy calmosa, consentidora, nos hacía la comida que queríamos. Ellos eran muy estrictos, podíamos estar agripados, enfermos de la barriga o de cualquier virus, pero no faltábamos al colegio. Estudiamos en el Colegio La Salle, mi padre quería que estudiáramos en el mejor colegio. No quería que nosotros pasáramos los trabajos que él pasó. Era un hombre fajador. En La Salle, mi hermano mayor, Jalín empezó a destacarse como baloncestista, era una estrella, me sentía orgulloso cuando llegaba a la cancha y decían ese es el hermano de Jalín”.

2. Sus padres
Mi padre llegó al país en 1930, el mismo año del ciclón San Zenón. Siendo palestino, tuvo que sacar un pasaporte turco y tomó un barco hasta Cuba, como no sabía hablar español, empezó a cortar caña. A los seis meses, cuando tenía un ahorro lo asaltaron, además lo metieron preso, como no hablaba español, la policía entendía que él era el ladrón y lo metieron preso. Luego de varios días, un árabe fue a la cárcel, le preguntó por qué estaba preso, él le explicó su situación y lo sacó. De ahí papá arrancó para Haití, como no sabía francés, pero masticaba un poco el español, cruzó a la República Dominicana. En el Mercado Modelo puso una mesita, allí conoció a mi mamá, que había venido de Haití con su padre palestino y su madre francesa, se enamoró de ella, pidió su mano, se casaron y tiraron para adelante. Luego compraron una casa en la Elvira de Mendoza por 23 mil pesos, como visionarios, vieron que se ahorrarían el transporte al colegio y en un futuro a la universidad. Después, pusieron otra tienda en la Duarte, cuando salíamos de clases trabajábamos un par de horas con ellos, mis padres querían que aprendiéramos el valor del dinero. Mi padre murió hace 40 años, tenía 79, y mi madre hace ocho”.

3. Inicios en el basquetbol
Me inicié en unos torneos intramural en La Salle, en ese tiempo, jugaba beisbol en pequeña liga, pero me dieron un golpe en María Auxiliadora, entonces lo dejé, me cambié al baloncesto, tenía la visión de jugar como mi hermano. Un día hacía falta un jugador, me entraron a jugar, de ahí representé al colegio en la categoría pequeña. Tres días antes de matar a Trujillo, iba a iniciar un torneo, pero me fracturé un hueso, me pusieron un yeso, pero días después me lo quité para jugar, la serie estaba tres a cero a favor del Liceo Presidente Trujillo, ahora La Normal, ganamos los cuatro juegos. De ahí el profesor Virgilio Travieso me invitó a participar en el Torneo Superior del Distrito de Baloncesto, tenía 15 años, jugué de Villa Francisca. Luego vino el Torneo Nacional, llegaron equipos del Norte, representados por San Francisco de Macorís, del Este por La Romana y dos de la capital, me invitaron como refuerzo con 16 años. Quedé en tercero mejor, me dieron un diploma como Jugador Destacado”.

4. Terrible experiencia
En Jamaica tuvimos una experiencia terrible. Como que no había dinero para ir a ese viaje, Juan Ulises García Saleta (Wiche) consiguió que le prestaran tres aviones militares, uno grande cuatrimotor, donde entraron a los peloteros, las voleibolistas, a nosotros nos dieron uno de paracaídas, íbamos cantando, el mecánico del avión nos iba mostrando las provincias del país, cuando de repente el avión tiró un fuetazo, el motor se apagó y empezó a bajar. No sé cuántos rosarios recé, estábamos asustados, duramos como 45 minutos dando vueltas, en San Isidro nos estaban esperando los bomberos, oficiales, militares. Recuerdo que el piloto apagó el otro motor, entonces el avión se enderezó, tuvimos un aterrizaje perfecto. Llamé a mi papá, le dije que no quería ir en ese avión, me preguntó que si mis compañeros se iban ahí, le dije que sí, entonces me contestó que yo era un hombre, que me iba junto con ellos. Arrancamos de nuevo, a mitad de camino vino una tormenta, el agua se metía por las ventanas, llegamos a Kingston, Jamaica, pero tuvimos que volver a Montego Bay, allá también nos encontramos con una tormenta. Como Guantánamo nos quedaba más cerca fuimos para allá, también había tormenta, atravesamos la isla por Haití, siete horas y media volando en un avión que había fallado, hasta que llegamos aquí. Al otro día nos fuimos para Kingston, cuando llegamos, Virgilio nos hizo poner nuestros nombres en el piso del aeropuerto. En Jamaica quedé líder en puntos en la Serie Regular.

5. Estudios universitarios
Cuando regresé de Jamaica me puse a estudiar lo que supuestamente quería, medicina, pero mi pasión realmente era el basquetbol. Juan Bosch me ofreció una beca en Barcelona, en la universidad que le llamaban el Clínico. Allí me iba a jugar en las canchas, un puertorriqueño que jugaba del San José, en Badalona, me llevó a jugar con ellos, llegamos a ser campeones de Segunda División, entonces me invitaron a representar a España junto al equipo en un torneo en Loano, Italia en 1964. Recuerdo que el Barcelona me ofreció un contrato en Madrid, llamé a Virgilio, le dije que me estaban ofreciendo unos cuartos largos, me dijo que era mi decisión, pero si aceptaba no podría representar más a la República Dominicana, le contesté que no había venido a jugar, sino a estudiar y me quedé. Pero de todas formas el Barcelona me llevó al torneo”.

6. De jugador a entrenador
Mi carrera fue corta, me lesioné una rodilla, representaba a la República Dominicana en un torneo latino en Barcelona. Como jugaba un poco de pelota, hacían falta jugadores, entonces me entraron al juego, pero me estaban esperando en un motor para llevarme a Badalona, la temperatura estaba en cero grado, cuando llegué, me echaron un boche, el juego había empezado, como tenía mucho frió me tiré en un lugar, entonces un tipo me cayó arriba, se me reventó la rodilla y me operaron. Como me creía Supermán, a los nueve días me quité el yeso para jugar, al forzar la otra rodilla, me la lesioné, de ahí para acá me quedé sin rodillas, terminó mi vida como atleta, pero comenzó como entrenador. Empecé a dirigir las selecciones pequeñas de minibasket, después hice la selección femenina de basquetbol en la UASD, la única que había, pero duré poco, mi mujer no le gustaba que trabajara con mujeres, entonces lo dejé, terminé siendo director del Departamento de Educación Física. Allí implementamos la materia de Educación Física EF 011, se impartía volibol, softbol, tenis, ajedrez, pesa, pin pon, entre otras disciplinas. Eso para mí fue muy importante, pero no sé si continúa. Mis primeros compromisos como entrenador fueron en el 74 en Guatemala con la Selección Juvenil, ganamos medalla de plata, en el 75 bronce en El Salvador; en el 77 en Panamá oro, en los Juegos Centroamericanos de Medellín ganamos bronce…”.

7. Primer Mundial en Filipinas
Fungí como dirigente en el Mundial de Manilas, Filipinas en el 78, siempre he sido demasiado estricto. Teníamos trece prácticas para ir al mundial, reuní el equipo, les dije que el que faltaba a tres no iba para el juego. Víctor Chacón, que era nuestra fortaleza, faltó a la primera y a la segunda práctica, se lo dije a su papá, cuando faltó a la tercera lo saqué del equipo, entonces entré a Sergio Taveras. Recuerdo que Víctor se estacionó en su Volkswagen frente a mi casa, cuando eso vivía en La Feria, duró tres días bajo sol, agua y sereno, quería que lo llevarán al torneo, le dije que no, luego vino su papá, también le dije que no. Admito que Víctor nos hizo mucha falta, pero logré más con la disciplina. Lamentablemente no obtuvimos medalla, pero le di una lección. El trabajo que hicimos fue tan excelente, que me ofrecieron trabajo en Kuwait, cien mil dólares al año, un mes de vacaciones donde quisiera con toda la familia, estudios y transporte gratis para mis hijos, pero no acepté, decía que mi capacidad tenía que emplearla en mi país. De ahí me retiré como entrenador con un hecho que no quiero revelar, que me dolió mucho. Siempre me preguntaban por qué me retiraba, pero nunca lo dije”.

8. Etapa Bonita
Mi etapa más bonita como deportista fue como director del Centro de Capacitación de Sedefir, allí empezamos primero en clasificar a los entrenadores, si pasaban el examen eran ascendidos de monitor a entrenador provincial, regional o municipal, cada dos años se les subía el sueldo, se hacía por escalafón. Atravesaba por mi mejor época, viajaba por todo el país enseñando, no solo baloncesto, sino también educación física. Desde 1989 hasta 1993 impartía cursos de 15 días, que incluía Técnica Individual, Táctica y Estrategia, Preparación, Regla de Juego, un sinnúmero de materias, fue una bonita experiencia, me fascinaba”.

9. Pabellón de la fama
Me exaltaron al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 1984, no me lo esperaba. Disfruté mi vida como atleta, como entrenador y como profesor. Me sorprendió cuando vi en el periódico que exaltaban a Faisal y a Miguel Terry en el Pabellón de la Fama, no sabía que ese ceremonial era tan emotivo. El día de la ceremonia en el Club Naco, fue un día inolvidable, muy majestuoso y muy protocolar, no sabía casi ni caminar de la emoción, estaba sumamente nervioso. Esa exaltación fue muy bonita, mi esposa luego me hizo una recepción con mis mejores amigos, la pasamos muy bien”.

10. Su hermano Amín
Amín, no lo digo yo, lo dice la gente, que era una de las personas más inteligentes que ha tenido este país. Recuerdo que nos obligaba a ir a misa los domingos, era muy católico. Se graduó en La Salle con las mejores notas, lo pusieron a dar el discurso de la promoción. Cuando comenzó en la UASD se convirtió en Marxista/Leninista, fue presidente de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), se metió cada vez más de lleno en el MPD, luego al 14 de Junio. Recuerdo que un día lo agarraron preso en Arenoso, lo trajeron a la Victoria, cuando íbamos a verlo una vez a la semana, nos maltrataban enormemente, nos desnudaban, a los que visitábamos presos políticos, nos ponían en una fila en el sol. Pero bueno, él siguió con sus ideales, era un tipo de una mente brillante como nuestro padre. Amín debía haber sido uno de los hombres más ricos del país, con su capacidad, era quien le hacía los cálculos a la mayoría de los ingenieros que construían en el país. En la guerra participó activamente, fue instructor en la academia que se fundó en el Eugenio María de Hostos para preparar a manejar bazucas y toda clase de armas. Lo sindicaron con el secuestro del coronel Crowley, que era un agregado militar norteamericano. Cuando Amín venía a la casa, lo escondía, siempre lo alertaba sobre un carro que se paraba por la casa, él me decía que yo era un pendejo, que siempre estaba viendo vainas. El día antes de su muerte, lo llevé donde su esposa a la San Martín, recuerdo que le dije que había visto un carro conocido de un militar, me dijo que siempre estaba viendo visiones. Al día siguiente, lo mataron a las seis de la mañana, era 24 de septiembre, Día de las Mercedes, su muerte fue perfectamente programada hace ya 49 años. Después de que lo mataron, mi madre nunca volvió a ser gente”.

Esposa e hijos

Mi esposa, Nayibe Chabebe, la conocí en Guerra, en el El Mogón, un barrio que había hecho Balaguer para los militares, quedaba después de cruzar la 27 de febrero, que ahora es Naco. Iba a esa calle enfocado en otra muchacha, la veía con su novio, pero nunca le dije nada.

Dando clases de basquetbol en la UASD, Nayibe siempre tiraba la pelota para donde estaba, me coqueteaba, entonces me dije: la voy anotar en mi amplio listado. Empezamos a conocernos, nos casamos en 1967, hace 52 años, tenemos cuatro hijos, Nayibe, Lilian, Giselle y Amín. Tengo una familia muy bonita, hemos tenido dolores de cabeza como toda familia normal. Mis hijos me han dado 10 nietos.

Orgullo
Tengo una familia muy bonita, aunque hemos tenido dolores de cabeza como toda familia normal. Mis hijos me han dado 10 nietos”.

Contrato
El trabajo que hicimos en Filipinas fue tan excelente, que me ofrecieron trabajo en Kuwait, me propusieron 100 mil dólares al año”.

Pesar
A Amín lo mataron el 24 de septiembre, Día de las Mercedes, hace 49 años. Después de su muerte, mi madre nunca volvió a ser gente”.

Director
Fungí como dirigente en el Primer Mundial en Manila, Filipinas en 1978, de ahí me retiré con un hecho que no quiero revelar, que me dolió mucho”.

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