Desde el 26 de enero fecha del natalicio del patricio Juan Pablo Duarte, de quien escribe, y de mi hermano gemelo Rafael, hasta el 27 de febrero día de nuestra Independencia se celebra en la República Dominicana el mes de la Patria, y en Nueva York la herencia dominicana.
Lo celebramos para rendir culto a nuestros Padres de la Patria y a los símbolos que nos identifican como dominicanos en el mundo. Los colores blanco, azul y rojo, el Himno Nacional, el Escudo copan el paisaje y aflora la cara más alegre de la idiosincrasia dominicana.

Recuerdo cuando era estudiante de la secundaria, participé en un desfile por la calle el conde, para rendirles culto a los padres de la Patria, me sentí que estaba haciendo un deber patriótico, ese día marcó mi corazón algo diferente en mis adentro que no lo podía definir, y no era más el amor que uno siente por su país.

Ese amor lo siente más aún cuando estas lejos de tu querida Quisqueya, y lo palpa a cada instante en los lugares públicos donde te encuentre.

Y es que el concepto de Patria es una realidad formada en la esfera del sentimiento a base de sumar las esencias más finas del territorio y del pueblo, así como su historia, sus tradiciones, su lengua, su música, sus danzas, sus paisajes, en fin, es la suma de todo lo que forma y expresa la realidad territorial y humana, social e histórica, y no es ni la creación ni la propiedad de una clase que se beneficie de ella.

Lo que quiere decir que el amor a la Patria no es un sentimiento clasista, aunque puede suceder que en un número importante de casos ese amor coincida con un sentimiento de clases. Por ejemplo: ese amor lo siente tanto un esclavo como el negro Edúa, asistente de Máximo Gómez en la primera de las guerras de independencia que se llevaron a cabo en Cuba, como un dueño de esclavo, que eso era, Carlos Manuel de Céspedes, iniciador y victimas de esa guerra.

Desde esa misma fecha que he señalado redoblan los tambores, pues es el inicio del carnaval, y el diablo cojuelo es el personaje central anda por las calles castigando la carne, y golpeando a la gente, anunciando que se acerca la cuaresma es tiempo de temporada de penitencia.

Los Diablos Cojuelos tienen nombres diferentes según la región del país de donde provienen por ejemplos: en Santiago se denominan Lechones. En Montecristi y, Los Toros. En Moca, hinchados. En Cabral Barahona, Los Cachúa. En Cotuí, Los Platanuses. En Puerto Plata, Los Tamacaínos.

También están los personajes de Roba la Gallina, Califé, se me muere Rebeca, y Los Guloyas de San Pedro de Macorís declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

Para terminar quiero expresar que colocar nuestra bandera frente a tu casa es una señal de dominicanidad y de mantener viva la esperanza del progreso de la tierra que nos vio nacer… Nuestra República Dominicana.

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