El nuestro es hoy un país muy diferente del de otros años en materia de seguridad ciudadana; otro país en ese sentido, realmente. Teníamos un país donde la delincuencia era la excepción, no la regla; donde actos como asaltos eran muy poco frecuentes; donde inseguridad no era tema de debate público y no había por qué pensar en enrejar puertas y ventanas de viviendas. Ahora no solo tenemos mucha delincuencia, sino una delincuencia particularmente criminal, que asesina por quitar dinero, celulares y armas. Las mujeres están también en peligro de ser víctimas de la delincuencia criminal, pero, como indican las estadísticas, más peligrosas que la calle para ellas son sus relaciones de pareja y hogares, el marco de los feminicidios.

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