El Día de San Valentín, que se celebra mañana, muchas parejas aprovechan para celebrar el vínculo afectivo que comparten. Por ese motivo, te invitamos a descubrir: ¿qué tipo de relación de pareja tienes según la teoría del apego”.
Hay quienes basan su relación en la atracción física, en lo pasional. Otros en sus coincidencias, una parte en todo lo contrario y se compensan. Otros les dan importancia a los proyectos en común, a tener las mismas prioridades, ideas y pensamientos.

La mayoría de las relaciones no son perfectas. Nos atreveríamos a decir que ninguna lo es. No tiene que serlo para que la mayoría de los momentos se aproximen a lo que entendemos como un estado de felicidad.

Las experiencias vividas en nuestra primera infancia pueden determinar nuestra conducta en la vida adulta, principalmente, en la relación de pareja. De este aspecto hablamos con la psicóloga Vanessa Espaillat y de otros, como lo es la importancia del apego.

“El apego es un vínculo afectivo que conlleva la búsqueda de seguridad y bienestar. La necesidad del apego continúa toda la vida. Una pareja que funcione, hace un balance entre la necesidad del apego, de la relación afectiva y la necesidad de la autonomía, para preservar la identidad. Después de la fase del enamoramiento, aparecen las necesidades subyacentes, que se vinculan con nuestra familia de origen”, explica Vanessa.

Asegura que cuando un miembro de la pareja se queja porque sus necesidades afectivas y psicológicas, no han sido satisfechas, es importante evaluar los tipos de necesidades que cada uno tiene y como pueden satisfacerse. “Las pérdidas, heridas o amenazas, en la primera infancia, en relación con las necesidades de intimidad o identidad, generan con facilidad patrones de reciprocidad negativa, que dificultan o impiden la resolución de las necesidades básicas e incrementan el malestar y el sufrimiento”.

“Una persona con apego evitativo, va a pedir más autonomía, para preservar su identidad, pues no fue criado en un ambiente afectivo y no entiende la demanda afectiva de su cónyuge. Esa demanda lo abruma porque no sabe cómo manejarla teniendo miedo de perder su autonomía. Se defiende de las demandas con evasividad y desapego”, indica citando al psicólogo e investigador de la universidad de Salamanca, España, Antonio Fuentes.

Mientras que con apego ambivalente, va a pedir mucha atención y mucho afecto de la pareja, porque no desarrolló su propia autoestima y necesita ser validado constantemente por el otro”, asegura la psicóloga.

Continúa y dice que viene de un hogar donde el afecto dependía del estado de ánimo de los padres, por lo que no era siempre seguro recibirlo. Los límites tampoco eran seguros y variaban según el estado anímico de los padres.

Vanessa Espaillat, psicóloga.

“Estas personas tienen miedo al abandono, tristezas profundas que quisieran llenar con la pareja, y no pueden. Presentan una gran reactividad emocional, buscando sentirse seguros. El apego desorganizado, puede generar muchos conflictos por evasividad, violencia, dificultades para establecer las necesidades propias, autorregularse, y entender las necesidades de la pareja”, subraya Vanessa.

Sin embargo, explica que, con apego seguro, recibió afecto seguro en toda su infancia, por lo que aprendió a dar afecto y a recibirlo, teniendo identidad, y proyectos propios que validan su autonomía personal. Puede regularse emocionalmente, y puede ayudar a regular emocionalmente a la pareja, sin perder su identidad.

“No pierde la tranquilidad por los estados anímicos de su pareja, trata de entenderlos y de ayudar a superarlos”, indica Vanessa.

Concluye que el prototipo de apego que tenemos lo aprendimos en el vínculo que se establece entre el bebé y la madre o cuidador primario.

Factores

-El vínculo de apego tendría su origen en la evolución de nuestra especie. Las conductas de apego incrementan las posibilidades de supervivencia.

– El bebé viene equipado con un sistema conductual de apego cuya meta es conseguir la proximidad deseada para sentir seguridad y también, variaciones en los procesos afectivos subyacentes.

– Reactividad emocional: frecuencia con que se activa necesidad de sentirse seguro/a

– Estrategias de regulación emocional: aproximación-distanciamiento (señala el Antonio Fuentes en un estudio).

De lo anterior “dependerá de que podamos desarrollar estrategias funcionales para conseguir suplir nuestras necesidades”, puntualiza la psicóloga.

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