Lima.- Oculto entre numerosas dolencias, el dolor crónico es una enfermedad que ha sido subestimada históricamente y solo en los últimos tiempos está recibiendo la atención necesaria en Latinoamérica, a pesar de que afecta al 30 % de sus habitantes.

Pocos saben que 3 de cada 10 personas sufre de dolor crónico en la región, una condición que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que se debe reconocer como parte integral del derecho a la salud física y mental.

EL DRAMA DE UNA PACIENTE

María Antonieta Alcázar vive en Lima y ha sufrido de la neuralgia que se presenta cuando se padece de herpes zoster, una dolorosa erupción cutánea producida por el virus de la varicela.

«Me sentía muy decaída, muy mal, tenía malestar en brazos, piernas, cintura, la espalda; el dolor es totalmente intenso, no soportas que te toque nada», cuenta Alcázar a Efe.

Su condición médica la llevó a ser tratada por dermatólogos y por neurólogos porque, según reiteró, «el dolor era insoportable, como si tuviera una neuropatía generaliza» y no la dejaba ni dormir.

«Es desesperante, no te puedes ni sentar, ni echar, ni caminar», acota antes de señalar que su condición ha mejorado con el tratamiento y, ahora, cuando sabe de alguna persona que tiene ese problema de salud, le recomienda «que acuda al médico y tome todas las precauciones, porque el dolor es insoportable».

UN PROBLEMA MUNDIAL

«En el año 2000 la Organización Mundial de la Salud nos dijo: el dolor crónico, que es el que dura más de tres meses en presentarse en un solo individuo con las mismas características, tiene que ser reconocido como una enfermedad», dijo a Efe el doctor Enrique Orrillo, presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor (ASPED).

A nivel mundial, el dolor crónico afecta al 10 % de los adultos, por lo que unos 600 millones de personas lo padecen, mientras que el 34 % de estos lo describe como una dolencia severa.

En ese contexto, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y la Federación Europea del Dolor (EFIC) indican que una de cada 4 personas con la enfermedad informa que su relación con familiares y amigos está tensa o rota a partir de su condición y el 78 % está insatisfecho con el tratamiento que recibe.

Alrededor de la mitad de ellos no puede hacer ejercicios, dormir normalmente, caminar, conducir un auto o desempeñar actividades domésticas sencillas.

«Cada vez más se van reconociendo situaciones clínicas en los aspectos médicos de las enfermedades que nos van haciendo recapacitar mucho en este tipo de cosas», comentó Orrillo.

UNA ENFERMEDAD ADICIONAL

El presidente de ASPED detalló que el dolor crónico «se constituye en una enfermedad adicional a la que la originó», como en el caso de la diabetes mellitus, cuyos pacientes pueden padecer luego de polineuropatía diábetica, o los enfermos de herpes zoster, que pueden sufrir de una neuralgia posherpética.

«Estos ejemplos nos traen a la mente enfermedades que son sumamente comunes y que pueden distorsionar la calidad de vida de los individuos, entonces es una problema de salud pública», sostuvo antes de mencionar, entre las más conocidas, a la fibromialgia.

Hasta hace poco, señaló Orrillo, en las universidades se enseñaba «que el dolor era parte sintomática», pero ahora la evolución de la medicina y los estudios para ratificar diagnósticos «han facilitado la posibilidad de reconocer que esta es una enfermedad».

UN NUEVO LABORATORIO

Los avances en la lucha contra el dolor crónico ha llevado al cambio en el enfoque médico y el desarrollo de nuevas medicinas y estrategias de innovación terapéutica, una de las cuales ha sido un centro de innovación inaugurado en enero pasado en la ciudad estadounidense de Boston por la farmacéutica Grünenthal.

Según señaló la empresa a Efe en Lima, este centro forma parte de su estrategia en el área terapéutica del dolor, que plantea usar su experiencia en investigación y en el desarrollo farmacéutico.

El laboratorio busca que este centro sea un gran punto de conexión de biotecnología y ofrezca un «entorno único» para la innovación científica, al permitir establecer alianzas estratégicas y brindar soluciones innovadoras a los pacientes.

LOS AVANCES SOBRE EL DOLOR

En ese contexto, Orrillo comentó a Efe que muchas situaciones se pueden mejorar, desde la formación médica hasta el incremento de la información que se da a la ciudadanía para permitir un «accionar mejor en su reacción frente a las personas que sufren del dolor».

ASPED, que es la filial peruana de la IASP, hace congresos, cursos y se involucra con otras sociedades médicas, porque «el dolor es transversal a toda la medicina, a todas las especialidades».

El especialista comentó que mientras la tercera parte de los latinoamericanos padece de dolor crónico, en Europa es el 20 % de la población, lo que consideró «una suerte de menos personas que sufren de esta desgracia».

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