Llevamos años escuchando que los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Finlandia…) son el modelo perfecto a imitar, por el nivel de bienestar que garantizan a sus ciudadanos.
Se da por un hecho que gracias a su sistema social demócrata (o sea, al socialismo), estos países se volvieron un verdadero paraíso, y regalan a sus ciudadanos educación y salud al más alto nivel, y protección en caso de desempleo o retiro.

Esa opinión generalizada pasa totalmente por alto dos realidades.
La primera es que ninguno de esos países (ninguno) se enriqueció bajo el modelo socialdemócrata, sino bajo el esquema capitalista, respetando la propiedad privada y los contratos voluntarios, e incentivando la libre empresa. Gracias a esa libertad económica, y a que los índices de corrupción son los más bajos del mundo (esta gente es honesta por tradición), se volvieron tan ricos que el Estado decidió darse el lujo de moverse a un sistema más igualitario y de bienestar.

Lo pudo hacer porque tenía de donde sacar: obviamente de los bolsillos de esos enriquecidos (¿de dónde iba a ser si no?). Les aumentó los impuestos, los endeudó y aumentó el gasto social, logrando que sus ciudadanos se convirtieran efectivamente en los grandes privilegiados del mundo.

La segunda realidad es que la fiesta se les acabó. Y vino una profunda crisis.

Suecia, por ejemplo, se vio enfrentando una situación de fuerte desaceleración, deudas insostenibles y productividad estancada en la década de los 90. Y no le quedó más remedio que echar para atrás la aparatosa intervención estatal e iniciar una serie de reformas que la han llevado a ser uno de los países más capitalistas del mundo. Privatizó empresas estatales (y parcialmente el sistema de pensiones), bajó su carga tributaria, eliminó impuestos a la herencia y donaciones y disminuyó el gasto.

La verdad que no se dice es que los países nórdicos han estado deshaciéndose del modelo que se pretende que admiremos.

Tanto es así que el primer ministro de Dinamarca reprendió indignado a Bernie Sanders: “a nosotros no nos ponga como ejemplo para las políticas que usted quiere implementar en su país, porque nosotros no somos socialistas”.

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