El país no puede darse el lujo de otro fracaso o tollo electoral. La institucionalidad democrática, la estabilidad política, penden de un hilo tras la tragedia del boicot a las elecciones municipales del 16 de febrero. Estamos compelidos a un desarrollo exitoso de la convocatoria correctora de mañana, para empezar a superar este oscuro momento de nuestra historia democrática. No puede fallarse; en esta segunda oportunidad la población debe elegir libremente sus autoridades locales y el proceso electoral continuar hacia la votación nacional de mayo normalmente. Mañana votamos, sí, y todo tiene que salir bien. Las crisis son oportunidades y luego de lo sucedido hay una atmósfera de activismo y vigilancia ciudadana sin precedentes; para que no se pretenda jugar con fuego. ¡Vamos!

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