Sin aviso, sigilosamente, de manera inesperada y silenciosa, se apareció “la peste” como quién estuvo al acecho para tomarnos desprevenidos. Primeros las noticias, luego, el italiano desaprensivo y allí inicia todo. Adonde ocurre un desastre siempre hay proyección de la culpa, sobre todo a idiosincrasias distintas y Wuhan, capital de la provincia de Hubei, al oeste de Shanghái, en China, no se sustrae del señalamiento. Que sea zoonosis (trasmisión de enfermedades de animales a humanos) o que sea consecuencia del hombre jugando a ser Dios, modificando estructuras de la naturaleza, en esta etapa de la crisis pandémica, poco importa. Los chinos comen “murciégalos” desde hace miles de años, sin consecuencias aparentes. El peculiar gobierno chino, tiene un laboratorio secreto para estudiar virus y sus modificaciones genéticas, que pudo haber sido el punto de partida. También de ahí han nacido cientos de especulaciones que tienen componentes militares, de pandemia inducida, de dominio económico mundial y de manejo de las súper economías globales, al margen de las miles de víctimas que multiplican estadísticas. El mundo, la vida, la rutina está patas arriba, como consecuencia del Coronavirus, con la virtud de convertir besos y abrazos, en agresiones, atentados, provocaciones. La cercanía es hoy “ataque” y empuja a multiplicar “espacios vitales”. No valoré cuán importante es el contacto físico, el abrazo de entrega con su enorme flujo de afectos y el beso fraterno, filial, de cariños. Confirmó que soy un ser eminentemente “físico”, siendo mi energía vital producto de la interacción y el amor en todos sus grados y esta “vaina” tiene suspendida sus manifestaciones. La plaga de Atenas, en el 430 a.C. es la más lejana pandemia de la historia. Más tarde la peste Antonina, en la Roma de 165 al 180 y se calcula que fallecieron más de 5 millones. Posteriormente se sucedieron la de Justiniano en el 541, que mató a los habitantes mediterráneos y la peste negra en el siglo XIV. 800 años después rebrota y el 1348 es el año marcado para el inicio de la “plaga” que en Europa mató más de 20 millones. El cólera exhibe su estela de muerte a partir del 1816 y avanzado el siglo 20 detiene su progreso, dados los avances de la medicina. La Gripe Española (que a pesar del nombre se originó en Fort Riley, Kansas, Estados Unidos) entre 1918 y 1919 mató a más de 25 millones, 17 de ellos en India. La mitad de la población nativa de La Española, en 1518 murió por la viruela que también destrozó México al igual que el sarampión, por el choque transcultural del mal llamado Descubrimiento. El tifus, epidemia de guerra llamada “enfermedad de los campamentos y el VIH/SIDA, que modernamente ha aniquilado más de 25 millones, forman parte de los record de muerte. Apenas iniciamos el negro periodo de incertidumbre, miedo, ansiedades, riegos y daños que esta pandemia del Covid19 arrastra. Todo es insuficiente. l

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