Las principales vías de Santo Domingo, las playas y la tan concurrida Ciudad Colonial se encontraban ayer desoladas tras cumplirse el cuarto día del Estado de Emergencia.

El pasado jueves, el presidente Danilo Medina declaró Estado de Emergencia por el COVID-19 en todo el territorio nacional, por un periodo de 25 días, con el cual se restringió las libertades de tránsito y de reunión para evitar la propagación del coronavirus que ha contagiado al menos 202 personas y provocado tres muertes en el país.

Las personas en su mayoría acataron el llamado de las autoridades de mantenerse en sus casas y salir solo para lo necesario. Sin embargo, la situación no era igual en las calles de algunos barrios de la capital.

Ayer, en un recorrido realizado por elCaribe se observaban personas, con mascarillas, en pequeños grupo hablando, otros transitando en vehículos. Los motochonchos y los carros de transporte público operaban de manera normal, que por disposición del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) la cantidad de pasajeros se redujo de seis a cuatro personas.

Los ciudadanos también salieron de sus hogares a comprar comida y otros insumos, tal era la situación, que se hacía fila para ingresar al Supermercado Olé del kilómetro 10 de la Autopista Las Américas. Los compradores no mantenían los dos metros de distancia recomendados, pero si algunos utilizaban mascarillas y otros guantes.

En la sede de los Comedores Económicos del Estado Dominicano, ubicado en el sector Los Mina, Santo Domingo Este, se distribuía comida a las personas que se daban cita.

Pero fuera de esta situación, en las principales vías del Gran Santo Domingo, como las avenidas Jhon F. Kennedy, Las Américas, Máximo Gómez y George Washington, circulaban pocos vehículos.

La Ciudad Colonial, caracterizada por albergar a cientos de dominicanos y extranjeros que se daban cita a los bares, restaurantes y museos, parecía una fotografía, pues sus calles estaban desoladas y los establecimientos comerciales
cerrados.

La tan concurrida calle Colón estaba desierta y en ella uno o dos personas, además de los agentes del Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (CESTUR), se encontraban caminando.

En el parque que lleva el mismo nombre, que queda al lado de la Catedral Primada de América, una zona donde se congregan cientos de personas, había muy pocos visitantes. Algunos utilizaban mascarillas o guantes.

Mientras que las iglesias católicas y evangelios mantenían sus puertas cerradas, y no celebraban sus habituales misas y cultos donde se dan cita cientos de personas.

Las playas también estaban desoladas

El equipo de elCaribe además se desplazó hacia las playas de Boca Chica y Guayacanes, las cuales no tenían la gran cantidad de visitantes que acuden los fines de semana, por lo que tampoco a los vendedores ambulantes ni los comercios abiertos. Dos o tres personas, en su mayoría extranjeros, se arriesgaron, y se fueron a bañar en el agua salada. En el peaje ubicado en la Avenida Las Américas el flujo de vehículos también era mínimo.

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