Prestamos pinceladas al jurista Emilio Aquino Jiménez, quien escribe sobre la vulnerabilidad de los seres humanos y lo verdaderamente importante en la vida.
“Desde Jesús de Nazaret, la vida se contabiliza en “antes y después de Cristo”. Todo: desde la caída del Imperio Romano, el descubrimiento de América, la Revolución Francesa, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en fin el antes y después es parte esencial de la historia. El acontecimiento que marca el antes y después, deberá ser de tal magnitud que marque la sociedad en la que se presenta y sea un punto de referencia para las futuras generaciones.

Dado los acontecimientos actuales, la historia reciente de la humanidad habrá que analizarla a partir del antes y después del coronavirus-COVID-19. Somos testigos de la vulnerabilidad de los seres humanos, sin importar estrato social, económico o político.
Un microscópico organismo, ha puesto en jaque a los gobiernos más poderosos de la tierra, convirtiendo el COVID-19 en un enemigo no tradicional, atacando por todos los frentes y a todas las potencias a la misma vez, y con el cual no se puede acordar una tregua negociada.

Antes de COVID-19 los países más industrializados del planeta- entendían que con el poder militar y económico podían enfrentar cualquier amenaza que sufrieran sus economías, sus ciudadanos y sus territorios. Después de COVID-19, han entendido que son tan o más vulnerables que los países en vía de desarrollo o subdesarrollados, dado que el auge comercial y económico del cual disfrutan, es precisamente la maleta de viaje del virus, no es de extrañar que el COVID-19 se ha manifestado en primer lugar en países con un nutrido intercambio comercial, con ciudadanos de un nivel de vida que les permite viajar a todas partes del mundo.

Antes de COVID-19, los ciudadanos con poder económico y político, entendían que la agenda mundial las decidían ellos, con sus inversiones y estrategias políticas. Después de COVID-19, deberán reorganizar sus agendas, pues el desplome de sus economías personales y grupales, es tan frágil, que solo basta el anuncio de que el virus ha mutado y no existe vacunas, ni medicamentos para contrarrestar los efectos que produce una vez entra en el cuerpo del paciente, para que las bolsas se precipiten al suelo, cual si fuera Goliat derrumbándose por el golpe del pequeño David.

Antes de COVID-19, las ciencias medicas habían descifrado el genoma humano, con ello buscaban alternativa para lograr la vida más allá de la muerte, hoy incluso, los económicamente más poderosos, han tenido que replantear la posibilidad de vivir más acorde con la posibilidad de que en cualquier momento la garrocha de la muerte les puede sorprender, aun en los lugares más inaccesibles para los simples mortales.

Antes de COVID-19, estábamos orondo reclamando libertades, tiempo para ampliar nuestros ingresos, extasiados viajando por el mundo. Después de COVID-19, renunciamos a la libertad por encerrarnos a nuestras casas, ya la auto-reclusión es más segura que la libertad. Antes del virus éramos diferentes, después del virus todos somos iguales de vulnerables”.

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