“Abejones”: La inusual venta que provoca el temor al Covid-19

El hecho que en República Dominicana esté presente el coronavirus llevó a que tuvieran que establecerse medidas de distanciamiento, para limitar su propagación.

El hecho que en República Dominicana esté presente el coronavirus llevó a que tuvieran que establecerse medidas de distanciamiento, para limitar su propagación. Eso llevó a que las barberías estén cerradas, porque no son empresas de actividades básicas para la población, y eso ha conducido a que ahora mucha gente no encuentre cómo cortarse el pelo.

Algunos han tenido que ir resolviendo por cuenta propia, o con ayuda del algún miembro de la casa y para ello han comprado una máquina de corte, de las conocidas como “abejón”. Los reportes de algunos gerentes de grandes tiendas por departamento, de las autorizadas a seguir operando, dan cuenta de que hay un “incremento inusual” de ese tipo de aparatos.

Por ejemplo, en uno de esos establecimientos, ubicado en la avenida Gregorio Luperón de la capital, de acuerdo con lo expresado por un encargado de área, en un solo día se agotaron todos los abejones en existencia. “Y eran muchos”, le comentó a elCaribe. Y agregó: Todo el que ha venido a este lugar en estos días puede dar fe de que quedaban bastante de ellos”.

Como ocurre con otros materiales y productos, hay diversos tipos y marcas de abejones y conforme a eso los precios pueden varíar. Posiblemente los de menor costo son los que rondan los 1,400 pesos (son recargables), mientras que otros pueden acercarse a los 6,000 y los 10,000 pesos.  El destacado productor de televisión Keyser Florentino acostumbra ir a una barbería o centro de estilo ubicado de El Conde (de la capital) dos veces al mes. Históricamente se corta el pelo cada 15 días. Pero en la actual coyuntura de crisis sanitaria los cortes de moda quedaron atrás y ha debido conformarse con un  “paso en cero”, dado por su esposa, la doctora Dania Peña. El paso en cero significa que a Keyser Florentino no le quedó ni un pelo en la cabeza. “No sabemos hasta cuándo durará esto y no podemos ir al barbero para evitar riesgo y evitárselo a él y a su familia. Tenemos que buscar alternativa. El barbero me arregla bien la barba y todo, pero ahora, con la ayuda de mi esposa todo me sale free, o sea, gratis. Generalmente por ese servicio pago quinientas tablas (quinientos pesos)”, comenta en tono jocoso.

Los dos abejones que compró Keyser salieron un poco más baratos que los precios citados antes en este escrito, porque él supo “buscársela bien”. “Fui a  un lugar donde se consiguen más baratos y otro lo compré por internet”, explica.

Aneuri Paula es un estudiante universitario que cursa la carrera de medicina. Está al tanto de la magnitud de la pandemia y a diferencia de tiempos normales, en los que podía moverse a cualquier lado sin temores, esta vez ha optado porque sea su hermana Marisol Marte la que le realice el trabajo en su cabeza. “Compré una máquina y prefiero quedarme en casa y que mi hermana pele (recorte), para no arriesgarme a ir a un lugar al que van otras personas. En esta situación que vivimos cada uno tiene que ser responsable para evitar este Covid-19 se siga multiplicando más y más”, expresa.

A mediados de marzo, el Gobierno anunció una serie de medidas, entre las cuales estuvo el envío al Congreso Nacional de la solicitud de declaratoria de emergencia nacional. En adición, decidió cerrar las fronteras del país por tierra, mar y aire. Solo se permite la entrada de aviones ferry para la salida de ciudadanos extranjeros que quieran regresar a sus países y la llegada de aviones, buques de carga y de combustibles para garantizar los suministros a la población.

Asimismo, quedó suspendida la docencia en todos los centros escolares y universitarios. Medidas que siguen vigentes.  Se ha prohibido la circulación de autobuses y minibuses interurbanos y ha quedado interrumpido igualmente el servicio de Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), el teleférico y el metro. Se suspendieron igualmente los mercados de pulga en todo el territorio nacional y los mercados binacionales en el área fronteriza.

Además quedaron suspendidas las actividades comerciales, con la excepción de aquellas que se dedican a actividades básicas para la población: supermercados, colmados, estaciones de expendio de combustibles, farmacias y establecimientos comerciales dedicados al expendio de alimentos crudos o cocidos, entre otros. Pero en todo caso, hay algunos salones de belleza que discretamente en este tiempo han ofrecido uno que otro servicio a sus clientas.

Por ejemplo, en uno de los sectores capitalinos hay uno de esos negocios que ha estado recibiendo personas tres veces a la semana, con cita previa. Pero eso sí, solo una clienta a la vez y la siguiente persona accede cuando la primera se ha marchado. La propietaria ha dispuesto una serie siguientes exigencias y cuidado.

La peluquera tiene un kimono o bata, generalmente color naranja,  guantes y mascarillas que se coloca con sumo cuidado. Adicionalmente le entrega mascarilla a cada clienta y les pide a éstas dejar fuera los calzados. A la vez la dueña del pequeño negocio se apresura a desinfectarlos esos zapatos o zapatillas. Los pagos se aceptan por transferencia “para no bregar con dinero”. “No acepto que nadie me traiga papeletas”, comenta.

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