La comunicación terrestre interprovincial cobró impulso ayer después del parón de la semana anterior, cuando se anunció la confusa cancelación del tránsito entre pueblos durante el feriado santo. Al principio creó inconvenientes, pero quizás resultó positiva. Asumirla en extremo en el primer momento, pues los guardias y policías impedían la movilidad de todo tipo de vehículos, causó malestar. Pero fue beneficiosa para ralentizar la propagación de la COVID-19, desde el martes santo. Ayer, el tránsito interprovincial se calentó. En los peajes hubo hasta tapones. Fue visible el movimiento de pasajeros, lo que sigue prohibido. Ayer el ministro Gustavo Montalvo precisó que el transporte de pasajeros no está permitido, en las ciudades hacia y desde el interior.

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