Una amplia franja del Gran Santo Domingo amaneció ayer gris. El humo del vertedero de Duquesa lo arropó todo. Es una nueva edición de un viejo problema al que no se le busca solución. Muchos ciudadanos reportaron que la humareda penetró sus hogares desde las primeras horas de la noche, y en algunas zonas se tornó insoportable. El ambiente era irrespirable. Ese nuevo ingrediente, ahora con la COVID-19, es lo último que le faltaba a los residentes en la gran ciudad. Todo eso conduce a pensar en una deuda que no se cumple. ¿Cuándo cerrarán Duquesa y buscarán otro destino para un manejo adecuado de los desechos del Gran Santo Domingo? Lo peor es que nadie tiene respuesta.

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