Nueva York. La Policía de Nueva York descubrió ayer dos camionetas sin refrigeración con un centenar de cuerpos amontonados y en descomposición a las puertas de una funeraria al sur de Brooklyn, que como muchas otras en la ciudad son pequeños negocios con locales no más grandes que una peluquería de barrio.
La pestilencia alertó a los vecinos, que aseguran que el trasiego de cadáveres desde los vehículos sin acondicionar, algo que no permiten las autoridades, llevaba ocurriendo desde hace semanas.

El hecho revela la tragedia que vive Nueva York en medio de la pandemia del coronavirus.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, dijo ayer en rueda de prensa que el suceso es “abominable” e “inaceptable”, pero apuntó que la mayor parte de las funerarias de la ciudad están realizando un trabajo encomiable y éste fue un caso aislado.

“No es una sorpresa. No es la primera vez que sucede en una cosa similar. Para las pequeñas funerarias es un momento muy complicado de gestionar”, señala en entrevista con Efe Angelique Corthals, profesora de Ciencia Forense en el colegio universitario John Jay de Justicia Criminal de Nueva York.

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