La temporada de las GL está pautada para comenzar en julio, pero antes ambas partes deben ponerse de acuerdo en un tema que, en estos momentos, tiene el juego trancado

En el béisbol de las Grandes Ligas, ya se juega “de a duro” sin que se haya lanzado una pelota. No se le ha puesto la mano a un bate, pero se hacen “swings” muy peligrosos, de esos que buscan superar los 411.

Cuando se toca el punto de los intereses, cada bando envía a la banca su lado diplomático y pone en el terreno la escuadra que no se inmuta ni cede ante la presión.

Nada personal, es solo negocios.

Ambas partes están enfrentadas en el siempre delicado aspecto económico, uno que puede decidir el destino de la temporada de las Mayores que desde marzo se encuentra suspendida por la implacable pandemia del coronavirus que castiga el planeta.

Los jugadores y los dueños ya pactaron en el tercer mes del año una serie de condiciones de corte esencialmente monetario. Ese fue un proceso sin traumas. Los peloteros negociaron que si no se juega este año, corría sin problemas el tiempo de servicio, la llave para la agencia libre, esa etapa en la que pueden obtener jugosos contratos. Por igual se les dieron 170 millones de dólares como adelanto de pago de los dos primeros meses de contienda, un dinero que no tiene que ser devuelto en caso de que no se tire una bola este año en un partido de serie regular.

Los propietarios, a cambio, recibieron esa garantía de que si se no se juega en 2020, no habrá demanda para que se pague el resto de los salarios, un monto que ronda los 4,000 millones de dólares, entre otras concesiones de sorteos y demás.

Pero ahora, los dueños han realizado una propuesta de una división de ingresos de 50-50 con los jugadores para una temporada que será recortada al menos a 82 encuentros.

Por distintas vías, incluida la del jefe de su sindicato, el señor Tony Clark, los peloteros han dicho que no entrarán en ese negocio porque ya ellos en marzo acordaron recibir pagos prorrateados en una contienda que no tendrá la acostumbrada cantidad de 162 partidos, por lo tanto ganarán menos.

Alegan que esta oferta de los propietarios, que han dicho que esperan pérdidas por miles de millones de dólares, castiga con mayor dureza sus bolsillos.

La idea es que la campaña se inicie el próximo cuatro de julio, pero ahora mismo el ambiente está complicado para inclinarse al lado positivo con esa fecha.

Hay que ver si los grupos ceden en sus posturas y se sella el trato para que comience la acción. Mientras tanto, se juega de a duro.
Nada personal, es solo negocios.

Reacción de Snell

El as de Tampa Bay, Blake Snell, dice que no jugará esta temporada por un salario reducido, especialmente porque el riesgo de contraer el coronavirus “simplemente no vale la pena”. Snell criticó la propuesta de una división de ingresos de 50-50 con los jugadores en un video publicado en las redes sociales. Snell, que tenía previsto ganar 7 millones de dólares en 2020, dijo que “amaba el béisbol hasta la muerte”, pero no está dispuesto a aceptar múltiples reducciones de su salario.

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