La covid-19 ha impactado particularmente la política en nuestro país. El coronavirus coincidió con las elecciones y hubo necesidad de moverlas del 17 de mayo al 5 de julio; la campaña proselitista tuvo que ajustarse al distanciamiento y aislamiento social. Estamos ahora en medio de campaña para Presidencia, Vicepresidencia y Congreso “confinada”. El contacto de los candidatos con la población es exclusivamente a distancia; solo por medios de comunicación y mediante las nuevas plataformas tecnológicas pueden transmitir masivamente sus mensajes. Pero aunque sin mítines, caravanas, bandereos, etc., la campaña está lejos de fría o descolorida. Las redes sociales recogen la intensa efervescencia a favor o en contra de los candidatos. Esta histórica campaña marcará definitivamente nueva forma de proselitismo: menos “bulla”, mejor discurso.

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