Susana y algunos de sus cinco hijos se levantan todos los días a las 5:00 de la mañana desde el 2012, para recorrer alrededor de cuatro kilómetros en burros para vender comida en su improvisado “comedor” en el vertedero de Duquesa.

Debajo de un cerco de madera, hojalata y tela, la mujer, de fuerte contextura y de hablar pausado, espera por sus clientes, los “buzos” hambrientos a quienes no les importa que su comedor esté ubicado en medio de la basura.

Todos los días la señora, de 43 años, sale de su humilde casa ubicada en el Batey Duquesa, acompañada de sus cuatros burros cargados de alimentos, para atravesar el botadero e instarse específicamente en el área donde los camiones vierten los desechos sólidos.

Susana Dezoque narró a elCaribe que durante estos 22 días que el vertedero de Duquesa lleva encendido, se la ha tenido que ingeniar para poder llegar y estar en el lugar que por 8 años se ha convertido en su fuente de ingresos.

“Primero ahora el camino es más largo, porque me trasladaba cortando camino por el medio del vertedero, pero por el incendio y la gran humareda, ahora hay que venir por fuera, y segundo, ahora loque he hecho es vender agua y pan porque los militares no están permitiendo que uno esté dentro del vertedero y cualquier cosa es más fácil salir corriendo con esta mercancía”, explicaba con su voz muy calmada.

Continúa militarizado

El “comedor” de Susana, junto a otros que hay en el depósito de basura, se ha convertido en el puntos donde varios hombres y mujeres que se dedican a bucear en el vertedero de Duquesa se desayunan y almuerzan mientras buscan cosas que sea de “valor”, desafiando a diario las llamas, el humo y las altas temperaturas que se originan en el lugar desde que inició el incendio.

Decenas de buzos cuentan que es difícil bucear, porque el botadero se encuentra militarizado, evitando que ellos, que viven del día a día y no puede esperar a que el fuego esté controlado por completo para retornar, aunque eso signifique poner en peligro sus vidas.

El vertedero de Duquesa se encuentra militarizado luego del Ministerio de Defensa (MIDE) dispuso unos 300 soldados, quienes impiden la entrada de los denominados “buzos” para evitar que estos causen la propagación de los incendios que se han producidos en el botadero, al remover la basura en busca de objetos de valor, como cobre, metal, ropa, entre otros artículos.

Susana vende refrescos y agua, entre otros productos. Johnny Rostestán

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