Ahora que ya cerca de 600 millones de dólares mensuales han dejado de impactar las disponibilidades de divisas del país, se comienza a notar la importancia del turismo en la economía dominicana.

Ya los productores de plátanos, pollos, huevos y vegetales, entre otros renglones, están sintiendo el impacto en sus volúmenes de producción de la suspendida demanda que generaban más de 600 mil visitantes extranjeros que desde marzo último no están llegando al país. La baja demanda ha producido un excedente de producción que el consumo local no está en capacidad de absorber.

El COVID-19 ha afectado a casi el 98% del aparato productivo dominicano. La parálisis que afectó a casi todas las actividades ya ha comenzado a ser levantada. Pero el turismo todavía sigue desactivado, sin que esté claro cuándo se encenderá la industria sin chimeneas, en términos reales, no formales. Y la incertidumbre se asienta en que la reapertura, el dinamismo del turismo no depende solo de las decisiones que se adopten localmente. Al final pesará más el concepto y las decisiones que se adopten en los países emisores, que son aquellos desde donde vienen los viajeros.

Ese panorama hace al turismo como la actividad económica más frágil y con necesidad de atención especial. No subsidio. Sí facilidades.

Y en esa tarea no solo deben estar involucrados los sectores público y privado, que ya han comenzado a discutir, evaluar y analizar protocolos de salud y seguridad para la reapertura, prevista para la última de las cuatro fases de desescalada que el Gobierno ha puesto en ejecución.

Desde el sector público la Junta Monetaria aprobó recursos por 20 mil millones de pesos para financiar a cuatro sectores productivos, entre ellos el turismo. Es una decisión positiva que busca contribuir a la recuperación del sector.

Se necesitan otras, más inclusivas y que no tienen costo pero sí mucho valor. Ahí la ciudadanía debe jugar un papel importante. Cumplir con el distanciamiento social puede ser de mucha ayuda. Evita que se formen aglomeraciones humanas sin cumplir las disposiciones de distanciamiento.

Y para una campaña dirigida a con vencer a los viajeros que el país es un destino seguro reflejar filas sin distanciamiento sería fatal.Hay competencia.

Por eso la defensa del turismo debe ser asumida por todos. Una defensa país.

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