La pandemia del coronavirus ha tenido un efecto indirecto sobre el plátano que quizás poca gente esperaba que ocurriera en torno a esa musácea: Ha colocado el precio a la baja, algo que no se veía posiblemente desde el año 2015.

Lo propio ha estado ocurriendo con el precio del pollo, que ayer se obtenía a razón de 35 y 40 pesos en algunos puestos de venta informales. Eso representa una rebaja de entre 58 y un 66%, si se compara con los 55 y 60 pesos a que se cotizaba antes de la crisis sanitaria. A nivel de las granjas de producción avícola el precio del ave era ayer de 24 pesos por libra, una diferencia de seis pesos, respecto a la cotización de 30 que ha alcanzado. Los datos fueron ofrecidos por dos de los principales granjeros de la zona del Cibao.

En ambos casos (plátano y pollo), el elemento coincidente que ha llevado al descenso tiene que ver con una fortaleza de la oferta sobre la demanda, que se ha visto reducida, especialmente porque sectores donde se genera alto consumo, como los restaurantes, los hoteles turísticos, las frituras, pica pollo y otros puntos de expendio de comida han permanecido cerrados, luego de las medidas de confinamiento dispuestas por el Ejecutivo desde el pasado mes de marzo. No ha ocurrido lo propio con el huevo, que prácticamente ha mantenido el precio al consumidor final intacto.

El plátano, que llegó a costar 30 pesos por unidad, se cotiza a razón de 7 y 15 pesos hacia abajo, casi siempre en función del tamaño y la variedad de éste. Las variedades comúnmente vistas son las Fhia y criollo. Los supermercados, a pesar de la elevada oferta del vívere, mantienen una cotización más elevada, lo que genera quejas adversas de algunos clientes. Hace poco más de cuatro años -en octubre de 2015- el Ministerio de Agricultura debió autorizar la importación de plátanos, en un intento por frenar la escalada de precio que tenía la musácea. Pareció algo insólito para un país con grandes extensiones de cultivo. En fin, por años fue casi cuestión de “suerte” consumir plátano barato.

Las razones expuestas en el pasado sobre los altos precios han sido varias, entre ellas la escasez -provocada a la vez por intensas sequías- y posteriores tornados que mermaron la producción, especialmente en el Cibao central, ya que esa zona no tiene sistema de riego por canales (para el caso en cuestión).

El tema de la carestía ha sido atribuido, adicionalmente, a la ambición del comercio, de ganar más y más dinero por la venta de bienes y mercancías. De acuerdo con un análisis realizado por elCaribe en enero de 2020, en diez años el precio del plátano se había elevado para el consumidor final por lo menos en un 275%. La gente sigue preguntándose por qué ha ocurrido eso en un país agrícola como República Dominicana.

El mayor incremento durante ese tiempo se dio “de golpe” desde mediados de 2019, cuando asombrosamente se colocó a 30 pesos por uno.

Meses antes de la actual pandemia de COVID-19 el Gobierno, vía el Ministerio de Agricultura, compró una importante cantidad de plátano directamente a los productores y los vendió a través de un canal que en términos concretos tiene un limitado alcance: el Instituto Nacional de Estabilización de Precios (Inespre). Llevó vívere a módico precio a sectores empobrecidos, pero esa acción no llegó a la médula del problema y los precios siguieron altos, hasta semanas posteriores a marzo, cuando comenzaron a verse vehículos repletos del producto por calles, avenidas y autopistas a precios reducidos. Es un plátano que ahora no tiene la salida que normalmente tiene por las limitaciones expuestas anteriormente.

Con relación al pollo, el tema del faltante no entra en discusión. No es un problema en estos momentos. Los representantes del sector calculan que hay alrededor de 10 millones de unidades en frío (congelados o conservados) y otra cantidad considerable en pie (vivo). Eso indica que no hay riesgo –por ahora- de escasez y por el contrario sí de abundancia, elemento que coloca el precio en picada.

El pollo, junto con el arroz y la habichuela es uno de los productos de mayor consumo en República Dominicana. Los tres conforman lo que popularmente se llama “bandera dominicana”, en materia de gastronomía.

En el país se producen mensualmente 17.5 millones de pollo frescos, pero la industria avícola (según un corte de hace dos años por el periódico elCaribe) tiene capacidad para poner a disposición de la población 24 millones de unidades de pollos, si fuera necesario. La capacidad instalada para producir ese tipo de ave, de acuerdo con números más o menos recientes del Consejo Nacional de Producción Pecuaria (Conaprope) a nivel de estructura es de 35 millones de pies cuadrados.

En las tierras del Cibao está la mayor producción

El 70% de la producción de plátano en República Dominicana se concentra en terrenos secano en el denominado “triángulo del Cibao Central” (Hermana Mirabal, Licey al Medio, Moca, La Vega). El restante 30% de los plátanos se produce entre Barahona (desde Canoa, Jaquimeyes y Vicente Noble) y la Línea Noroeste.

El plátano es más que un simple producto para comercializar. Considerado como uno de los víveres de mayor consumo en el país, esta musácea tiene usos tan diversos como los lugares donde se cultiva en el mundo. El plátano tiene una serie de características que lo hacen de fácil manejo. Transportarlo no es complicado.

Rubros en el Instituto de Estabilización de Precios

El Inespre inició las ventas de pollo congelados, quesos cheddar y holandés en sus programas de bodegas móviles, informó la institución por vía de un documento de prensa.

Sostuvo que el pollo es vendido a 100 pesos la unidad, los quesos a 90 la libra; así como arroz a 15 pesos, y el plátano a cuatro pesos la unidad. En el caso del huevo, el Inespre comercializa el cartón a 100 pesos y la libra de habichuela a 30. La institución comercializa la libra de papa a 12 pesos y la unidad de salami de dos libras a 75.

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